Agredir sexualmente a su expareja le puede costar hasta 33 años de cárcel a un vecino de Ourense

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

El juicio se celebró este miércoles a puerta cerrada en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Ourense
El juicio se celebró este miércoles a puerta cerrada en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Ourense Santi M. Amil

El fiscal y la acusación particular critican la «cosificación» de la víctima y ve discriminación de género

27 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los delitos sexuales acaparan la agenda de señalamientos de la sección penal de la Audiencia Provincial de Ourense. El tribunal —que tiene pendientes de dictar dos sentencias por casos de abusos sexuales a mujeres, una de ellas menor de edad— asistió este jueves a una nueva vista en la que se piden altísimas penas de prisión para un hombre al que se acusa de haber atacado a su expareja. Tanto la Fiscalía de Ourense como la acusación particular ven en lo ocurrido una «cosificación» de la víctima y una discriminación por el hecho de ser mujer, y reclaman condenas de que van desde los 29 años de que interesa el ministerio público a los 33 que pide la víctima, además de medidas de alejamiento y libertad vigilada.

El origen de todo, dos incidentes ocurridos, presuntamente, en el mes de enero del 2020, cuando ya la pareja había puesto fin a dos años de convivencia. Así, en la mañana del día 8, con el pretexto de ir a recoger algunas cosas, Juan Antonio Q. G. acudió a la vivienda de la víctima, obligándola presuntamente a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento. Insultos y vejaciones habrían acompañado al ataque íntimo a la mujer, una conducta que a juicio del fiscal supuso la «cosificación» de la víctima, quien doce días después habría vuelto a ser atacada por su exnovio. De nuevo, este se habría presentado en su domicilio y la habría empujado hacia el dormitorio, desnudándola y colocándose sobre ella. Ella logró «quitárselo de encima» si bien el agresor, cuchillo en mano, la habría agarrado de nuevo, amenazándola con tener relaciones «por última vez y como le diera la gana», aunque finalmente no lo hizo. Horas después, aconsejada por su hermana, la víctima se personó en la comisaría de Policía de Ourense para denunciar. Así lo ratificó su allegada en la sala de vistas. «Ella no quería dar ese paso», explicó esta testigo, que el 22 de enero vio a su hermana «llorando y muy afectada», constatando que tenía lesiones en el labio y en los brazos.

La hija de la víctima relató ante el tribunal que antes de la ruptura presenció un episodio durante el cual el acusado «tenía a mi madre contra la cama, agarrándola por las muñecas», si bien la descendiente del acusado declaró que había buena sintonía en la pareja.

La declaración de la víctima se celebró a puerta cerrada, en aras de preservar su intimidad, pero sí se pudo escuchar el testimonio del acusado, que niega de forma tajante haber atacado sexualmente a su exnovia y ve en la denuncia un móvil económico.

El «pronto» y los celos

Así, respecto al incidente del 8 de enero, el investigado admitió haber estado en la vivienda de la víctima, si bien dijo que se limitó a recoger sus enseres y que le reclamó a la denunciante un dinero que ella le debía. «No la agredí sexualmente», aseguro a preguntas tanto del fiscal como de la abogada de la acusación particular. Tampoco admitió que el 22 de enero hubiera intentado forzar a su expareja, asegurando que ese día fue ella quien lo atacó cuando él cogía algunas prendas de ropa. Según su versión, las lesiones se las habría hecho ella misma, que incluso amenazó en su presencia con suicidarse. «Salió con el cuchillo en la mano y me amenazó», aseguró, describiéndola como una persona «muy celosa» y «con un pronto alocado».

Los peritos que analizaron la credibilidad de la víctima no ven contradicciones

En los casos de abusos o agresiones sexuales es poco frecuente que existan testimonios periféricos. Se trata de delitos que suelen tener lugar sin la presencia de terceras personas por lo que los jueces se encuentran en muchas ocasiones con el testimonio de la denunciante y el del acusado, que suelen ser contrarios. En el caso que se vio este jueves en la Audiencia provincial de Ourense la Fiscalía solicitó una prueba de credibilidad de la presunta víctima, al objeto de probar que no se inventó su declaración inculpatoria. Y los forenses así lo corroboraron, asegurando que no habían visto indicios de fabulación o contradicciones en su testimonio y constatando que tenía secuelas como ansiedad, insomnio y miedo a encontrarse con el acusado, a pesar de tener una personalidad «fuerte y estable». Sobre las lesiones que tenía, los forenses no vieron «normal» que se las hubiera hecho ella misma.