—¿Son los padres los que piden el servicio o lo desconocen?
—La mayoría no lo saben y de hecho les sorprende que exista la posibilidad de que el niño pueda seguir con sus estudios en el hospital. Lo habitual es que yo les explico a las familias las opciones que tienen mientras están aquí y, siempre en función de lo que diga el médico porque a lo mejor no es aconsejable. Si es posible y los padres quieren, solicitan la atención educativa hospitalaria. Yo contacto con sus tutores, ellos me van diciendo lo que hacen día a día y nosotros aquí vamos intentando seguir el curso aunque el ritmo que llevemos depende mucho de la situación de cada niño en cada momento. Llegamos a un consenso con el colegio para conseguir unos objetivos básicos.
—¿Cómo suelen responder los colegios de origen?
—Fantásticamente bien. Se implican un montón y le van mandando las tareas de forma razonable. El contacto es constante para poder trabajar juntos.