«En la pandemia pusimos la salud del paciente antes que la nuestra»

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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Jaime Cerradelo trabaja en la unidad de cuidados intensivos y es vocal en el Colegio de Enfermería de Ourense
Jaime Cerradelo trabaja en la unidad de cuidados intensivos y es vocal en el Colegio de Enfermería de Ourense Lou Mora

Las enfermeras piden más tiempo para atender a la población envejecida

12 may 2022 . Actualizado a las 22:18 h.

La celebración del Día Internacional de la Enfermería pilla a quienes ejercen esta profesión en Ourense con las mismas reivindicaciones que vienen exponiendo desde hace años. La pandemia del covid, que aportó a este colectivo una visibilidad y un reconocimiento social sin precedentes en todo el país, no ha servido para que las administraciones afronten dos de las grandes demandas de la enfermería: terminar con la precariedad contractual y racionalizar las cargas de trabajo. «En la pandemia lo dimos todo; pusimos por delante de nuestra propia salud la del paciente, hicimos cosas que nunca antes habíamos hecho; llegábamos incluso media hora antes a trabajar para ponernos esos trajes EPI, afrontamos muchos miedos porque todos somos humanos, pero se entendió que somos un pilar esencial del sistema. Esa conexión con la sociedad tenemos que mantenerla y hacerla valer también ante las instituciones que tienen que hacer que las condiciones cambien», dice Jaime Cerradelo Lama.

Este enfermero de la unidad de cuidados intensivos —de las 1.428 personas colegiadas en Ourense solo 200 son varones— recuerda que, aunque las reivindicaciones del colectivo no difieren demasiado de las de otros lugares de España, en Ourense el problema de la falta de tiempo para atender a los pacientes puede tener consecuencias más graves entre la población que en otros lugares.

«La enfermería puede hacer muchas más cosas de las que hacemos; estamos capacitados para asumir una cartera de funciones más amplia, pero hay que racionalizar la asistencia», dice. Alude, en concreto, al perfil de la población a la que tienen que cuidar. «No puedes pretender atender a una persona con problemas de movilidad, con patologías crónicas y a la que incluso le cuesta su tiempo contarte lo que le pasa como atenderías a un joven que viene hacer una cura, que no tiene otras complicaciones de salud y en un plis plas está listo para irse. Cualquiera entiende esto», afirma este profesional que forma parte del consejo directivo del Colegio de Enfermería de Ourense.

Y para poder aumentar ese tiempo y ajustar la atención a las características de la población faltan muchas manos, según vienen denunciando reiteradamente desde sindicatos como Satse. El Sergas tiene trabajando a 1.090 profesionales en los tres hospitales y a otros 417 en Atención Primaria. La división pura —y que, por tanto, no refleja la realidad de la carga de trabajo en cada uno de los dos niveles asistenciales— entre esas 1.507 personas en plantilla y la población de la provincia ofrece un ratio de cinco enfermeras por cada millar de habitantes. Una cifra que queda ligeramente (0,7 puntos) por debajo de la media estatal, donde los mayores de 65 años ronzan el 20 % de la población total, mientras que en Ourense es el 31,36 %, según los últimos datos del INE.

Lo que supuso ese envejecimiento poblacional para este colectivo profesional durante la pandemia es fácil de imaginar. Los mayores no solo fueron quienes más requirieron de sus esfuerzos por la gravedad y riesgo vital que suponía y supone para ellos la enfermedad, sino también los que quedaron más desamparados ante las limitaciones para acudir, por ejemplo, a su centro de salud y seguir sus controles de enfermería habituales.

Las enfermeras contaron sus experiencias durante la pandemia
Las enfermeras contaron sus experiencias durante la pandemia Santi M. Amil

Para contar cómo lo vivieron y lo que estos dos años han supuesto para las enfermeras —que en muchos casos fueron la única mano que encontraron a su lado quienes perdieron la vida— este jueves se desarrollaron dos mesas de testimonios en el Teatro Principal. La iniciativa, organizada desde el área sanitaria de Ourense, Verín y O Barco, contó con más de una veintena de participantes de distintos niveles y servicios sanitarios, desde los que desarrollan su labor en la hospitalización a domicilio hasta los que trabajan en quirófanos, en urgencias, en servicios de fisioterapia o en centros de salud.

«Fue un máster en estrés», apuntaba Elena García, coordinadora del PAC de Ourense que, sin embargo, destacó durante su intervención cómo la pandemia unió mucho más al grupo humano fomentando el trabajo en equipo. Algo que resaltó más de una ponente. «Había médicos poniendo medicación para evitarnos tiempo de exposición, enfermeras cambiando pañales, auxiliares tomando constantes...», relató también Raquel Blanco, enfermera de Medicina Interna en una de las plantas covid del CHUO. «La parte emocional que tantas veces descuidamos por falta de tiempo pasó a un primer plano y en el cambio de turno no hablábamos solo de tratamientos, sino que pasábamos el aviso de que había que estar atentos porque al paciente de la 1A lo iba a llamar la familia a tal hora», recordaba.