Ese día la pareja viajaba en coche con su hija de tres años por la autovía A-52. Ella iba al volante cuando se desencadenó entre ambos una discusión que motivó que Daniel, que ocupaba el asiento del copiloto, tirase de la palanca del freno de mano, obligando a su mujer a detener el coche para no tener un accidente. El agresor salió entonces del turismo y se dirigió a la puerta del conductor, abriéndola y obligando a su compañera a salir del coche por la fuerza, agarrándola de los brazos. Llegó a arrastrarla por el arcén antes de que otros conductores pudieran auxiliarla, y todo mientras en el asiento de atrás la pequeña era testigo del incidente.
En el juicio el acusado no se molestó en negar los hechos, si bien se tuvo en cuenta como circunstancia atenuante que cuando ocurrieron tenía sus facultades «ligeramente afectadas por el consumo de alcohol». Esta situación es la que ha motivado que la magistrada del Juzgado Penal 1 considere necesario que el maltratador siga un tratamiento en la Unidad de Conductas Adictivas, UCA.