Las clases de música en Capitán Eloy

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

01 mar 2022 . Actualizado a las 21:48 h.

El conservatorio de Ourense cumple 65 años. La semana pasada repasábamos en estas páginas la historia de este centro educativo y me daba cierto vértigo recordar aquella pequeña clase de Capitán Eloy (hoy Concordia) donde hice «el preparatorio», justo encima de Curra (si no me falla la memoria). Me acuerdo de dos compañeros de clase que eran mellizos y a los que llamábamos Zipi y Zape. Y que una vez le reclamé a mi madre dos conchas de vieira porque la profesora había pedido voluntarios para llevarlas a clase para alguna actividad. Después vino «el hospital», lo que ahora es el campus, y las carreras para llegar a tiempo. Cuando era de noche (y había suerte) mi hermano me llevaba de vuelta a casa en una Vespino.

Aunque menos que mi hermana mayor, a la que se le daba de maravilla la música, es probable que yo tuviera escondido algo de talento. Pero a la mayoría de los profesores de aquel entonces, al menos así lo recuerdo yo, no parecía hacerles mucha ilusión motivar a unos chavales tan pequeños. Había quien nos decía que en lugar de manos teníamos manojos de plátanos y que nos clavaba un lápiz en la mano para que arqueáramos bien los dedos al tocar el piano. Todavía ahora veo por la calle a una profesora (que tiene que estar jubilada) que treinta años después me da mal rollo. Cómo reñía la tía.

Aunque era una niña, cuando tomé la decisión de dejarlo ya sabía que me iba a arrepentir. Me encantaría saber tocar el piano y es algo que recuerdo cada vez que escucho a mi sobrina hacerlo tan bien. Pero en aquel entonces las clases del conservatorio me daban miedo y me generaban más tensión que las del colegio. Así que tomé una decisión. Me apunté a atletismo para dejar el conservatorio. Advierto que la música no perdió nada, pero el deporte tampoco ganó. De hecho, después del atletismo fue el voleibol. Era mala de solemnidad pero me sobraba motivación. Por todas estas cosas me dan mucha envidia los actuales alumnos del conservatorio de Ourense. Porque aunque habrá todo tipo de profesores (como todo tipo de periodistas) mi sensación es que son docentes vocacionales y formados. Dan ganas, tantísimos años después, de aprender música.