El investigado por el asesinato de sus padres en Taboadela responde ante una jueza por un alijo de seis kilos de marihuana

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE

OURENSE CIUDAD

José Miguel M. C. en un juicio por tráfico de drogas celebrado en el juzgado penal de Ourense
José Miguel M. C. en un juicio por tráfico de drogas celebrado en el juzgado penal de Ourense Miguel Villar

La Guardia Civil buscaba el arma con la que se disparó a un hombre en Xunqueira de Ambía en el 2008, un caso en el que José Miguel Martínez fue considerado sospechoso

17 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El historial de José Miguel Martínez Campos está lleno de sospechas. En septiembre del año 2008 se le investigó por su presunta relación con la emboscada a un brigadista en Xunqueira de Ambía. A la víctima le cortaron el paso cuando volvía a su casa del trabajo, colocando unos troncos en la carretera, y luego le descerrajaron varios disparos en la zona inguinal. José Miguel era compañero de trabajo del herido, que logró salvar la vida, y el hecho de que el perjudicado tuviera una relación sentimental con una exnovia suya lo situó en el centro de las sospechas, aunque no se le llegó a detener. Seis meses después su nombre volvió a estar encima de la mesa de los investigadores de la Guardia Civil. Sus padres aparecieron muertos a causa de varios disparos en su casa del pueblo de Amendo (Taboadela) y todas las miradas se volvieron hacia él.

Por ninguno de esos dos crímenes ha llegado José Miguel a tener que responder ante la justicia. El doble crimen de Taboadela se archivó hace años por falta de pruebas y el asalto al brigadista sigue en instrucción, pero este ourensano de 49 años ha tenido este miércoles que responder ante una magistrada. Lo ha hecho acusado de un delito contra la salud pública, consecuencia del hallazgo en un galpón de Amendo, a pocos metros de la casa en la que fueron asesinados sus padres, de un alijo de seis kilos de marihuana.

La aprehensión, en realidad, fue fortuita. La Guardia Civil reabrió el caso del asalto al brigadista en julio del 2020, después de que un nuevo análisis realizado sobre un pasamontañas incautado doce años antes en el coche del sospechoso evidenciase la existencia de residuos de pólvora que lo situaban en la escena de los hechos. Fue arrestado y un juez autorizó que se hiciera un registro en su domicilio de la capital ourensana y en un galpón de Amendo. Se buscaba el arma del crimen, pero se encontró droga y dinero en efectivo. Se cree que José Miguel la almacenaba para venderla a los consumidores y por ese motivo se reclama para él una condena de dos años de prisión, con multa de 35.000 euros.

Pero el investigado negó que la droga fuera suya, explicando que el galpón lo usaba mucha gente. «Allí iban otras personas, como mi hermana, amigos, exparejas», explicó a preguntas del fiscal, el mismo profesional que años atrás lo había investigado por la muerte de sus padres. Explicó que hacía más de un año que no entraba en ese anexo y le atribuyó la posesión de la droga a un amigo brasileño que había sido expulsado del país meses antes del registro. «Allí dentro había cosas mías, pero también de otras personas», alegó.

Los agentes de la Guardia Civil que participaron en el registro constataron que lo que se buscaba era el arma del asalto al brigadista y que incluso hubo que pedir una nueva orden judicial tras encontrarse la sustancia sospechosa, que según los investigadores emanaba un fuerte olor. Sobre el dinero, explicaron que se localizó en la casa de Ourense del sospechoso. Eran 1.300 euros guardados dentro de un libro que José Miguel justificó. «Era dinero que yo había sacado del banco y tengo los recibos», dijo.

En el turno de conclusiones, su abogada defensora pidió la libre absolución, alegando que nunca se vio traficar al sospechoso y cuestionando además la cadena de custodia de las dos cajas con plantas que fueron incautadas. El fiscal, por su parte, pidió condena, al ver probado que la droga no podía ser de otra persona, ya que estaba en un espacio cerrado con llave.

Queda ahora en manos de la titular del Juzgado de lo Penal 2 de Ourense decidir sobre la inocencia o culpabilidad de este acusado, que ya cuenta con una condena anterior en su historial. En el año 2012 se le consideró responsable de haber encañonado con un arma y amordazado a un amigo en una vivienda de Xinzo. Aquel incidente ocurrió días antes de la muerte de sus padres.