Los Goya más gallegos de los últimos años han dejado uno de sus premios estelares en Ourense. Chechu Salgado, aunque nacido en Sober, es un vecino más de una ciudad en la que comenzó a tener inquietudes en las aulas de Franciscanas y Salesianos, antes de que eclosionara su vena artística en la Universidad Laboral. Así lo contó en estas páginas nuestra compañera Mar Gil, en uno de sus atractivos Entre Pupitres.
Chechu pasó del seminario de Filosofía de Mila Alonso al teatro, cayendo en las redes de Tarumba y expresándose bajo la dirección de Tito Asorey. Alternó también la tele con sus clases en la Escola de Arte Dramático de Galicia, porque la afición iba camino de profesión. Fue solo cuestión de años, todo muy rápido.
Sus matices al meterse en la piel de Román Fiuza (Serramoura), Javi Bustelo (Fariña) o Patxo (Patria) llamaron la atención de críticos y de auténticas figuras de la cinematografía nacional. Daniel Monzón lo convirtió en el Zarco que brillaba entre los quinquis de Girona (1978), escenario recreado en la novela de Javier Cercas. Las leyes de la frontera —libro y película—, derivaron en el primer cabezón para el bueno de Chechu, el mismo que cuando puede se pasa por O Couto con su bufanda, para animar a la UD Ourense. Sí, por eso le llevó a David Broncano una camiseta del equipo, precisamente la que luce los colores de la bandera gallega y rinde culto a la Xeración Nós.
Zarco ya vivía camuflado en el estadio, pero ahora será más difícil pasar desapercibido, con su goya. Un goya ourensanista.