«Deume guantazos e chamoume gallego de mierda», dice el alcalde nacionalista de Baños de Molgas en el juicio contra un trabajador al que reprendió por estar en el bar

OURENSE CIUDAD

El acusado, durante el juicio
El acusado, durante el juicio Santi M. Amil

El acusado por un atentado a la autoridad y un delito de odio negó la agresión

25 ene 2022 . Actualizado a las 18:34 h.

«Arrinconoume e empezou a darme guantazos, chamoume ‘gallego de mierda’ e díxome que me arrodillase e lle pedise perdón». Así relató ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Ourense el alcalde del Concello de Baños de Molgas, Xaime Iglesias (BNG) la agresión que, presuntamente, sufrió por parte de un empleado municipal. Este, junto con otro compañero del servicio de limpieza y mantenimiento, se encontraban a las diez menos cuarto de la mañana del 3 de noviembre del 2020 en un bar de la localidad de Almoite.

El alcalde nacionalista les recriminó a ambos que estuviesen a esa hora en el bar. El acusado estaba tomando un café con leche y el otro trabajador, un chupito. El inculpado, José Manuel G. I., reconoció que sabía que quien entraba en el bar era el regidor, pero aseguró que se sintió «humillado, vejado e insultado» cuando entró en el establecimiento para afearles que estuvieran allí en ese momento.

Según el acusado, no creyó que en ese momento estuviese allí como su superior laboral: «Nadie tiene derecho a entrar en un local público y hacer eso, gritarte y menospreciarte. Me dijo que solo servíamos para tomar chupitos». Negó en todo caso haberle dicho «gallego de mierda» con ánimo denigratorio. La acusación popular, que ejerce el Concello de Baños de Molgas, le pide una pena de seis meses de prisión por un presunto delito de odio. El acusado afirma que le dijo algo como «te crees que eres mejor que yo y solo eres un gallego de mierda como yo». Nacido en Galicia y de padres gallegos, hizo su vida en Cataluña y regresó con sus hijos. «Soy gallego, pero no sé hablar gallego. Si odio a Galicia, odio a mis familiares», adujo. Negó motivaciones políticas contra el alcalde. «Como político me da igual. Sé que ha tenido problemas con otras personas», alegó.

En todo caso, tras esas primeras palabras, lo que está en cuestión es la agresión -posible delito de atentado a la autoridad- que supuestamente infligió al regidor. Y es que la situación se volvió más violenta en el exterior del local, según la versión del alcalde y la de una testigo. Ya fuera del bar, cuando se iba hacia su vehículo, Xaime Iglesias les recriminó que hubieran dejado el camión municipal aparcado en un sitio escondido. Entonces, el acusado se bajó del furgón y empezó a darle puñetazos al político, según declaró este último. «Tíñame arrinconado contra outro coche ata que apareceu un vehículo, detívose e separounos», continuó el máximo responsable del Concello. Iglesias explicó que, previamente, había llamado al coordinador de los operarios municipales para saber qué tareas tenían asignadas ese día los trabajadores que encontró en el bar. No debían estar en esa zona sino en una finca cortando unas piedras, explicaron dos testigos.

El alcalde reconoció que habló en un tono fuerte en el bar y que en un momento le tocó al acusado en un hombro, pero niega que emplease un lenguaje «humillante». Afirma que se decidió a reprocharles a los trabajadores su actitud actuando «como responsable municipal». No se aclaró, como pretendía la defensa, si el Concello tiene algún procedimiento sancionador para los trabajadores que incumplan sus funciones. El regidor matizó que no creía que su atacante actuase movido por el odio. «Debeu ser un momento de debilidade, non teño nada que indique que odie ou non odie os galegos», expresó. En la sala, asistieron como público al juicio, varios cargos del BNG en Concellos y en la Diputación de Ourense.

En el bar, en el momento que sucedieron los hechos, estaban los dos trabajadores y la dueña del local. Esta apuntó que el acusado era cliente ocasional, solo había ido tres o cuatro veces por el local. Ella les avisó de que venía el jefe: «El alcalde entró enfadado, les dijo que no podían estar en los bares, que la gente habla y les dijo que se fueran». La testigo afirmó que no vio los golpes, pero sí oyó algo: «Sentimos bum, bum, contra unas chapas, contra la puerta de un garaje y oímos las voces», aseguró. Entonces salió y vio que estaban en la carretera de Almoite: «El empleado empezó a insultar al alcalde, le dijo `puto gallego de mierda, que nos robas el dinero´ y lo tiró hacia un coche. Alguien que pasaba paró y separó la cosa». La hostelera indicó que no vio que el alcalde diese un manotazo al acusado. El regidor, que volvió a entrar en el bar, tenía rojeces en la cara y en el cuello, observó.

El otro trabajador reprendido afirmó que no sabe por qué su compañero se bajó del camión ni qué le dijo el alcalde en ese momento. Sí vio que el acusado «algo le empujó», pero no al regidor pegar sino hacer gestos de defensa, con las manos por delante.

La fiscal mantuvo su petición de pena por atentado a la autoridad, de un año y medio de prisión y multas. La acusación popular eleva esta petición a tres años por atentado y seis meses por un delito de odio y una multa por un delito de lesiones. La defensa pidió la libre absolución, alegando que creen que el alcalde se extralimitó en sus funciones y que no hubo delito de odio, pues «un gallego no odia a otro». También apuntó que no existe parte de lesiones y que la testigo no vio las bofetadas, por lo que niegan el ataque.

La acusación popular, ejercida por Jorge Temes representando al Concello de Baños de Molgas, sostuvo que sí hay delito de odio por el «contexto» en el que se dijo la expresión gallego de mierda. «Tiene una connotación en una dinámica de agresión que completa el tipo», apuntó el letrado.

El acusado, al serle concedida la última palabra, expresó que la situación no tenía que haber llegado a juicio. «Jaime, el alcalde, y yo somos amigos y lo hubiéramos solucionado como personas entre los dos».