Renault 4, un clásico popular de uso diario

Por Alejandro Mínguez

OURENSE CIUDAD

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José Jorge González va por su tercer R-4, que utiliza por carreteras y por pistas y que le sirve como turismo o furgoneta en la Baixa Limia ourensana. «Vale para todo», asegura.

23 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Renault 4, popularmente denominado «cuatro latas» o 4L, se produjo entre 1961 y 1992. Salió al mercado para competir con el Citroën 2 CV. Era un modelo amplio, sencillo y duro, de bajo coste, del que se ven ya muy pocos por la calle, pese a que aún hay quien lo utiliza a diario, como José Jorge González Moreira en Entrimo, Ourense. Sonaba ciertamente a lata al cerrar las puertas, que carecían de cualquier lujo.

Con el Renault 4 y su fugaz precursor, el Renault 3, la casa francesa abandona la colocación trasera de los motores y se pasa al montaje de motores y tracciones delanteras en sus vehículos. Fue el primer coche de gran serie con portón trasero. Cuatro cilindros en motores de gasolina refrigerados por agua e inicialmente 747 centímetros cúbicos, de bajo consumo y con un equipamiento básico, fueron las claves del éxito de este modelo, que tiene un buen número de seguidores. Se fabricó por medio mundo, incluida la planta española de Valladolid, y hubo numerosos acabados, algunos de ellos como furgoneta, que fueron una auténtica revolución comercial. Salieron de las cadenas de montaje ocho millones de unidades en total, que tuvieron su punto final, entre otras cuestiones, por el coste que suponía la adaptación a la normativa anticontaminación.

Fue símbolo de una época. Protagonista de numerosas películas, alguna de ellas de no hace mucho tiempo, como la comedia de Gerardo Olivares de 2019 que llevaba por título 4 latas. Mítico coche de las patrullas rurales de la Guardia Civil o de los técnicos del Servicio de Extensión Agraria del Ministerio de Agricultura primero y, posteriormente, de algunas consellerías de Medio Rural de las comunidades autónomas, como Galicia o Castilla y León, se metían por pistas de tierra por donde no accedían los todoterreno, tal como recuerdan algunos de los usuarios de este modelo. Montaba la palanca de cambios en la parte frontal del salpicadero, ventanillas correderas y carecía de equipo de radio. Pesaba poco más de media tonelada, lo que le permitía triunfar en los escenarios más difíciles, y no dejaba de ser un coche polivalente y precursor de los actuales SUV.

MEJORAS

Con el paso de los más de treinta años que estuvo en producción, la marca francesa fue incorporando una serie de mejoras en la motorización, que alcanzó los 1.108 centímetros cúbicos en las últimas versiones, y cuestiones de confort, seguridad y estéticas, dentro de la sencillez que siempre caracterizó al modelo.

Los precios en el mercado de segunda mano varían mucho en función del estado, pero entre 1.500 y 6.000 euros se mueven la mayoría de las unidades que hay en la actualidad. Las excepciones pueden ser algo exclusivo, como el Renault 4 Iguana pick up, como el que está en venta en Celanova (Ourense) por 12.500 euros.

En la localidad ourensana de Entrimo se encuentra la unidad de José Jorge González Moreira. Es el tercer R-4 que tiene. Primero tuvo uno matriculado en Zaragoza, después uno con placas de Madrid y, finalmente, el actual, verde, con matrícula de Ourense, que compró hace casi 20 años y estaba seminuevo, porque la propietaria anterior le daba muy poco uso. Fue matriculado en mayo de 1981 y no ha tenido ninguna avería de importancia en todos estos años. Le ha cambiado los retrovisores exteriores —solo traía uno de serie— y los asientos, el resto es original. Lo han utilizado todos en casa, su mujer y sus dos hijas. Ahora una de sus nietas, Leire, insiste en que no lo venda, ya que quiere aprender ella a conducir con este inmortal vehículo. También disfruta con el coche su nieta pequeña, Naia, que se mete en él con una amiga, Alexandra: llama la atención. José Jorge González reconoce que el modelo resulta de otro tiempo, no en vano explica con humor que su yerno Álvaro evita en lo posible tener que conducir el Renault 4, pero es feliz al volante por carreteras y por pistas. Bajando los asientos traseros «parece una furgoneta —explica—, es un coche para todo».

Se trata de una unidad con uso diario, aunque no el único de la casa. Recorre la comarca de la Baixa Limia y también los casi 70 kilómetros que separan a esta zona de la capital provincial con cierta frecuencia. El propietario tiene una segunda unidad abandonada en su finca que ha ido utilizando para repuestos. Reconoce que no sabe ni los kilómetros que tiene, ha dado una vuelta al marcador y por lo tanto deben ser «casi 120.000 kilómetros». Cuenta como curiosidad que una vez, estacionado con las llaves puestas, un niño se coló, accionó el arranque y casi se queda sin coche, pero no pasó de ser un susto. Un clásico popular de uso diario que tiene mucho futuro aún.

Pesaba poco más de media tonelada, lo que le permitía triunfar en los escenarios más difíciles. Es casi el precursor de los actuales SUV