La Pajarera regresa al corazón de Ourense

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE CIUDAD

Miguel Villar

El ourensano Óscar González recupera la emblemática cafetería situada en el Jardín Japonés

04 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El origen de La Pajarera se remonta a los años setenta, de ahí que sean muchas las generaciones que han tomado café, han conversado y han crecido en las mesas de este emblemático lugar situado justo frente al parque de San Lázaro, en lo que en su día fue el Jardín Japonés. Por eso también son muchos los que estaban expectantes por su vuelta, que llegó por fin este viernes, junto con el encendido de las luces de Navidad de Ourense. «Pensé en dejar el último nombre que tuvo —La Central— pero todo el mundo se refería a esta cafetería como La Pajarera, desde mi madre a todos los que me rodean, así que no lo dudé», explica Óscar González. Él tiene la concesión del espacio, de hecho firmó los papeles justo dos días antes del inicio de la pandemia. «Llevamos mucho más de un año con el local cerrado porque el covid lo complicó todo. Por eso ahora venimos con muchísimas ganas, alegría e ilusión, esperando estar a la altura de este mítico rincón ourensano», admite.

Llega como el turrón, por Navidad, para ser un lugar de encuentro. Al espacio le ha dado un buen lavado de cara. Mantiene la terraza, una zona de mesas altas y también otra de sofás. Y el reto de este empresario es instalar en la parte de arriba una galería al aire libre. «Quiero hacer una planta más, por encima de esta, y convertirla en un referente con vistas al parque, en el corazón de Ourense», cuenta. Su plan es una enorme terraza rodeada de cristalera.

Miguel Villar

La nueva Pajarera abre con un equipo de diez empleados y desde las siete de la mañana —los fines de semana a las 9.00 horas—. Su propuesta es variada y completa, va desde el desayuno hasta la cena. El eje fundamental será el café, de la marca Miño, la otra empresa que dirige este hostelero ourensano. Pero habrá opciones para todos los gustos. No faltarán las cañas de barril, todo tipo de refrescos y también de comidas. «Vamos a proponer una carta viva, que irá cambiando y adaptándose a lo que más le guste a nuestros clientes. Tendrá tostas, revueltos, gambas al ajillo, chipirones, cordon bleu... un poco de todo», explica Óscar.