Por San Martiño

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OURENSE CIUDAD

Rosa Veiga

13 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En el santoral popular y campesino de Galicia, San Martín, nuestro San Martiño, tiene una especial relevancia. Es el santo del otoño, señor de los magostos, patrón de Ourense. Su celebración, el 11 de noviembre, es una extensión, según Murguía, de la fiesta de los difuntos y a la fiesta gastronómica que acompaña al San Martiño. La castañada —llamada magosto— también Murguía la convertía en un banquete funerario en el que se consumían básicamente las castañas llamadas (antiguamente) el pan de los pobres. Antecedente inmediato de la patata que llegó a la península procedente de América en el año 1560, la humilde castaña —fruto del árbol toténmico de la Galicia anterior al eucalipto, el castaño— sació mucha hambre a lo largo de un momento histórico hoy afortunadamente desaparecido.

San Martiño y los magostos son un binomio otoñal anterior a que lleguen las nieves del invierno.

San Martín de Tours es un santo amable y solidario, que partió su capa de soldado en dos para auxiliar a un mendigo aterido de frío. La palabra capilla tiene su origen en la media capa del milagro de San Martín, convertida en reliquia cristiana. Santo de profunda devoción en las tierras castellanas del pan y del vino, su festividad es muy popular en los países iberoamericanos, y muy celebrada en pueblos de Valladolid, de Burgos y de Palencia. Desde Aguilar de Campos a Aguilar de Campoo, desde Frómista a Pola de Lena en Asturias.

El día de San Martín se da el pistoletazo de salida en la cultura coquinaria del hermano cerdo. Dice la tradición popular que «a todos les llega su San Martín» recordando la apertura de la temporada de la matanza porcina. Yo guardo devoción al otro San Martiño, al Dumiense, al de Braga, santo gallego del siglo VI que trasladó, después de la ofensiva musulmana, la sede episcopal a la diócesis mariñana de San Gonzalo, a San Martín de Mondoñedo, mi adorado Dumio que asumió el obispado de Britonia/Bretoña y el de Dumio/Valibria/Mondoñedo.

La basílica normanda desde donde el obispo Gonzalo derrotó con oraciones a una flota vikinga, es todavía testigo pétreo del San Martiño gallego.

Una plaga está atacando a los viejos castaños ourensanos, pero las castañas ya están asándose en los magostos. Sucede cada año por estas fechas, por San Martiño.