Algo se mueve en Ourense y, por una vez, no es el agua del río Miño bajando hacia su desembocadura. Este viernes se presenta una plataforma —bautizada con el nombre SOS Ourense— que aglutina a más de medio centenar de colectivos vecinales, sociales, culturales o ambientales de la capital ourensana.
Convocarán una manifestación para denunciar la deriva de la ciudad en todos los aspectos y lo harán sin banderas políticas. Es un movimiento que no quiere partidos en su seno, pero solo ellos pueden solucionar muchos de los problemas por los que esta plataforma ha sido creada. El inconveniente es que, en lugar de aportar soluciones, las organizaciones políticas han sumido a Ourense en un continuo bloqueo.
La ciudad no avanza y no es solo por Jácome. Quizás el problema se haya agravado en los últimos dos años y medio que lleva como alcalde, pero lo cierto es que este escenario de inestabilidad y parálisis lleva instalado en la ciudad desde hace casi una década. Desde el día en que se llevaron detenido al entonces regidor, Francisco Rodríguez, en el marco de la operación Pokémon, nada ha vuelto a ser lo mismo en la política local. A partir de entonces, Ourense entró en una espiral de judicialización, polémica y desacuerdo que parece interminable.
Ojalá la movilización anunciada por la plataforma SOS Ourense sirva como llamada de atención a los actuales representantes de la ciudadanía en el Ayuntamiento, porque eso es lo que son, aunque algunos parece que nunca lo han entendido del todo.