El obispo de Ourense recuerda a los cristianos que las cenizas de los difuntos no deben esparcirse ni guardarse en casa

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El obispo de Ourense recuerda a los fieles que las cenizas de los difuntos deben reposar en cementerios o lugares fijados para ello
El obispo de Ourense recuerda a los fieles que las cenizas de los difuntos deben reposar en cementerios o lugares fijados para ello Santi M. Amil

Leonardo Lemos señala que, aunque la Iglesia permite la cremación, ciertos rituales se alejan de la concepción cristiana de la muerte y la vida eterna

03 nov 2021 . Actualizado a las 10:24 h.

El obispo de Ourense, Leonardo Lemos Montanet, ha aprovechado la festividad de Fieles Difuntos para recordar a los feligreses de su diócesis que ciertas costumbres adoptadas de otras culturas o religiones se alejan de las enseñanzas de la Iglesia en cuanto a lo que implica la muerte y la promesa de la vida eterna para los cristianos. Alude, en concreto, a ciertas tendencias asociadas a la cremación y el destino que se le da a las cenizas resultantes de ese proceso, especialmente a las más extendidas, como esparcirlas en algún paraje natural o guardarlas en el propio hogar. Leonardo Lemos inicia su carta a los fieles matizando que no se trata de una oposición a la cremación, permitida por la Iglesia, según aclara en su escrito, aunque recuerda que «desde el principio, el cristianismo practicó la costumbre de la inhumación de los cuerpos de nuestros difuntos, recordando la sepultura de Cristo». El problema no es pues el proceso de incinerar el cuerpo de la persona fallecida, sino qué se hace luego con esos restos del cadáver. «La Iglesia, aunque permite la cremación, recomienda que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados», dice.

«Sin embargo, cuando los creyentes optan por la cremación del cadáver de su ser querido, deben evitar todo signo, rito o modalidad de conservación de las cenizas que nazca o pueda ser interpretado como regresión a una visión no cristiana de la muerte y de la esperanza en la vida eterna. Los cristianos deben recordar que cuando se opta por la cremación no se hace porque se crea que con la muerte se lleva a cabo la aniquilación definitiva de la persona», aclara el titular de la diócesis ourensana. Para que no queden dudas sobre cuáles son esas modas no recomendadas, Lemos Montanet relata que «desear que las cenizas del difunto se esparzan por un hermoso paraje natural, en la huerta de la casa donde se ha vivido o en el mar o en un río porque se piensa que la muerte es el momento de fusión con la madre tierra; se piensa en la reencarnación o se reparten las cenizas entre los familiares como un mero recuerdo del difunto», son prácticas que se alejan de la concepción cristiana.

«Tenemos que saber discernir que manteniendo el más delicado respeto a otras concepciones de la vida y de la  muerte, sin embargo, a  los cristianos no les está permitida esta forma de actuar con las cenizas de los difuntos», recalca. Eso sí, el titular de la Diócesis de Ourense no cree que los fieles que optan por estos rituales lo hagan para dar la espalda a sus creencias religiosas: «Soy consciente de que, en muchas ocasiones, cuando se opta por esta costumbre, no se hace para rechazar ningún principio de la fe católica sobre la resurrección de los muertos; sin embargo, es necesario recordar que las cenizas de nuestros seres queridos deben custodiarse en los cementerios o en cualquier otro lugar destinado para ello. Por consiguiente, el seno del hogar, aunque se busque un lugar destacado, no es el lugar apropiado para custodiar las cenizas de los queridos difuntos», dice. Leonardo Lemos termina esta comunicación a los fieles recordando un pensamiento del papa Francisco: «El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son testimonios de confiada esperanza, arraigada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, puesto que el hombre está destinado a una vida sin límite, cuya raíz y realización está en Dios».