Pero el asunto no quedó ahí. Pasado un tiempo la víctima mejoró y pudo volver a su casa, aunque en una situación precaria ya que se vio obligado a utilizar una silla de ruedas. Su vulnerabilidad, por tanto, aumentó, y los sospechosos, que seguramente ejercían sobre él algún tipo de vigilancia, volvieron a intentar quitarle dinero. Esta vez con mensajes a su móvil, en los que le informaban de que tenía una deuda de 2.400 euros y que, si no la saldaba, lo matarían. El perjudicado, ante el temor de que alguien le hiciera daño a él o a su familia, pagó el dinero, entregándoselo en mano a uno de los sospechosos. Se cree que hubo muchos más mensajes de extorsión, porque durante mucho tiempo la víctima tuvo miedo a denunciar, si bien finalmente dos personas que sabían de esta situación acudieron a la Policía Nacional. Los agentes de la UDEV lograron, gracias a los mensajes de móvil y a los movimientos bancarios de la cuenta del perjudicado, localizar y detener a los dos sospechosos, que residen desde hace tiempo en la ciudad de As Burgas, de 40 y 33 años. Quedaron en libertad tras declarar por estos hechos ante el juez de guardia, a la espera de que progresen, en su caso, acusaciones formales en su contra.