«Tiven medo e non gritei», dice la víctima de una presunta violación en el juicio al acusado

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Miguel Villar

El investigado dice que la relación fue consentida mientras las acusaciones reclaman para él entre nueve y diez años de cárcel

15 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Una relación sexual consentida entre dos jóvenes que se habían conocido esa misma noche o una violación en la que él usó su superioridad física para forzarla a pesar de su resistencia y de sus reiteradas negativas. Sobre estas dos hipótesis gira un caso que este jueves llegó a la sala de vistas de la Audiencia provincial de Ourense y por el que se sentó en el banquillo de los acusados Martín C. B. Tanto la Fiscalía como la acusación particular, que ejerce la denunciante, solicitan para él penas de entre nueve y diez años de prisión porque consideran que lo que ocurrió la madrugada del 13 de septiembre del 2019 en un portal del centro de la ciudad no fue un encuentro íntimo acordado por ambas partes, sino una agresión sexual por la que debe haber reproche penal.

Protegida por un biombo de su presunto agresor, la víctima contó que conoció al acusado en el bar Luxus y que ambos intimaron enseguida. Se dieron besos, bailaron y en un momento dado, acordaron salir a dar una vuelta. Ella no conocía bien las calles de Ourense porque llevaba poco tiempo viviendo en la ciudad, si bien tras un paseo llegaron al portal de la casa del chico. «Empecei a desconfiar, boteime para atrás, pero él díxome que non pasaría nada que eu non quixera, así que entrei», relató ella, explicando que fueron hasta el rellano y se sentaron en las escaleras. «Empezou a darme besos, a desvestirme, e eu díxenlle que non varias veces, pero seguiu», contó, recordando que aunque se sentía agobiada, pensó que él pararía. No fue así, según ella. El chico se habría colocado encima y la habría abofeteado cuando lo intentó apartar con las manos mientras le decía «puta, sé que te está gustando». «Tiven medo e non gritei», admitió, asegurando que cuando el chico la agarró por el cuello y la forzó, ya no vio salida. «Solo quería que acabara para irme».

Así lo hizo. En cuanto el agresor, que no usó ningún método anticonceptivo, se apartó de ella, la chica salió a la calle desnuda de cintura para arriba. Llamó a los amigos con los que había salido y minutos después ellos la encontraron sentada en un portal. «Estaba en shock, descomposta», relató ante el tribunal uno de esos testigos, explicando que la víctima les dijo que Martín la había violado.

Pero nada de esto reconoció el acusado. Aseguró que la denunciante participó en la relación sin mostrar oposición. «Nunca me dijo que no, ni con palabras, ni con gestos», aseguró. Eso sí, le sorprendió que ella se marchara tan deprisa y se fue tras ella, también porque se había llevado su camiseta. «Le pregunté que qué le pasaba pero no me contestó», relató el acusado. Luego él se fue a comprar «algo de comer» y, por la calle, se encontró a la víctima con sus dos amigos. «Empezaron a insultarme», explicó.

«Estaba nerviosa, asustada, callada», explicó el agente de Policía Nacional que fue al centro de salud Nóvoa Santos a recoger a la víctima, para llevarla al hospital a que la reconociera el médico forense. En el examen no se hallaron evidencias de violencia física, si bien se hizo constancia de secuelas psicológicas compatibles con una agresión sexual.

«Las pruebas corroboran lo que ella manifiesta», dijo la fiscal, recordando que la agresión debe condenarse aunque la víctima no hiciera «ningún acto heroico para defenderse». «No es no», insistió, respaldada por la abogada de la víctima, que tildó el testimonio de ella de «claro, conciso y coincidente».

El abogado defensor, por su parte, pidió la absolución al no ver evidencias que respalden la versión de la denunciante, pero sí la de su cliente. «No hubo violencia», aseguró, aludiendo además a que el nivel de alcohol que presentaba la víctima era alto, lo que podría haber afectado a sus recuerdos sobre lo ocurrido.