Ponerle pasión

María Doallo Freire
María Doallo NO SÉ NADA

OURENSE CIUDAD

07 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada mañana, cuando vengo a trabajar paso por un colegio. Todos los días me llama la atención un niño que llora por tener que entrar a clase. Tendrá cuatro o cinco años como mucho y llora cada día sin excepción. Me gusta pensar que en cuanto se cierra el portalón y se reencuentra con sus amiguitos y su profe, se olvida del apego que le pone triste, y disfruta, aprende, crece y es feliz. Pero no lo tengo claro. Solo sé que llora desaforado por tener que ir al cole. Traído a la realidad que me rodea, conozco a muchos adultos que actúan de un modo similar en su día a día. Personas que arrastran los pies para llegar al trabajo, que cuentan las horas para salir, que viven pensando en los festivos o que presumen de sus grandísimos esfuerzos laborales constantemente para que sus méritos —o el reconocimiento social— les sirvan de motivo para volver al curro al día siguiente. Después está la gente que trabaja, y por supuesto vive, en base a la pasión. Esa que ama profundamente lo que hace, como Ara Malikian. El violinista libanés es un músico que me conmueve siempre, haga lo que haga. Ni una pandemia ha sido capaz de reducir su nivel de trabajo, con una nueva gira de conciertos que le está llevando por todo el mundo y que el próximo jueves le trae al Auditorio de Ourense. Sin parar de tocar, pero tampoco sin parar de ensayar, de renovarse, de componer, de crear... ni de ser feliz con lo que hace. Eso tenemos en común. Hablar un ratito con él me ha recordado cómo mejora la vida cuando tu proyección es así. También todo lo que tiene de bueno asumir el día a día con alegría. Id a verle y pensar en lo que os digo. Y a llorar, a la llorería.