Hacer o deshacer

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

12 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No debe ser fácil estar al frente de un Ayuntamiento. Debe resultar abrumador tener sobre los hombros (y sobre la conciencia) el presente y buena parte del futuro de una ciudad o de tu pueblo. Debe hacerse cuesta arriba intentar mejorar las cosas y que las cosas no salgan. Por eso, entre risas, siempre le doy el pésame a quienes acaban teniendo esa responsabilidad. ¡Menudo marrón, en los tiempos que corren! Tienen toda mi compresión. Pero como me recordaban esta semana, nadie se mete en política obligado. También es verdad que un importante porcentaje de ciudadanos llevan dentro un entrenador de fútbol (puede ser versión seleccionador nacional), un epidemiólogo (de un tiempo a esta parte) y un político. Y que es muy fácil hacer la convocatoria de un partido, afrontar una pandemia y poner a punto la ciudad desde un sofá y sin quitarse las pantuflas. Como si fuera un juego de realidad virtual.

Al Concello de Ourense llegó Gonzalo Pérez Jácome, hace ya más de dos años, con mil proyectos y muchísimas ganas. Tenía previsto abrir ventanas, levantar alfombras, mover muebles y dar muchos puñetazos en la mesa. Y lo ha hecho, con algunas decisiones, pero sobre todo con intenciones. Primeros nos acostumbró a sorprendernos desde las redes sociales con ideas que algunos llaman ocurrencias. Luego le dio un halo de institucionalidad convirtiendo sus planes en notas de prensa con el logo del Concello de Ourense, ergo en nombre del Concello de Ourense.

Esta semana el alcalde anunciaba que el Museo Municipal no tendrá actividad expositiva (sí administrativa) y que las muestras se trasladarán a la Sala Valente. Y también comunicaba su intención de suprimir la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC). Habrá que evaluar, a medio plazo, si esas medidas son un éxito. Pero sorprende que no haya un sustento detrás. Al menos que los ciudadanos sepan. Simplemente una comunicación tipo bando: «Se hace saber, por orden del señor alcalde».

Cambiar las cosas está bien pero no parece sostenible que la destrucción sea una forma de gestión. La Molinera, el vivero de empresas, los mupis, los bolardos... Jácome desecha las cosas que cree que no son útiles. Y eso es valiente. El problema es si se convierte en temerario. Lo que se echa en falta es que, con cada anuncio de desmantelamiento, llegue algo más. Que cuando dice que se dedicaran los fondos de la OMIC a fines más útiles nos explique con precisión a qué se van a destinar. Porque Ourense necesita deshacer muchos nudos, pero también precisa otros nuevos que la aten bien fuerte.