La próxima vuelta a las aulas en Ourense, con más alumnos y la vacuna como gran aliada
OURENSE CIUDAD

La distancia entre cada pupitre deberá ser, como mínimo, de 1,2 metros
30 ago 2021 . Actualizado a las 00:01 h.En mayo del año pasado, con la primera ola de la pandemia en caída, el IES As Lagoas reabrió sus puertas hasta finales de curso con una imagen que llegó más allá de Ourense: la del alumnado formando en el patio, a una notable distancia entre sí, recordando prácticamente a un ejército. Ha pasado un año y tres meses desde aquel episodio, y los colegios e institutos ourensanos celebran, aunque con cautela, la mejora de la situación sanitaria y el impacto de la vacuna entre los más jóvenes. El protocolo a seguir, marcado por la Xunta, no es muy distinto al del curso pasado, aunque hay matices. «Con la distancia de 1,2 metros entre pupitre y pupitre, la previsión es que haya más alumnos. En nuestro caso, unos cinco más por aula», estima Elisa Rodríguez, la directora del centro educativo.
Más allá del aumento del cupo de estudiantes por clase, el resto de pautas de seguridad apenas sufrirá variaciones. En As Lagoas hay más de 750 chavales matriculados, y se mantendrán los circuitos de entrada y salida, así como los controles de temperatura en los accesos. La mascarilla seguirá siendo obligatoria y la ventilación de las aulas será fundamental. «Esto no quiere decir que no vaya a haber variaciones del protocolo, porque ya se dieron más de una vez en una misma semana», apunta Rodríguez.
La directora del IES As Lagoas apunta que, el curso anterior, por el menor número de alumnos por aula, encontraron una ventaja, algo positivo a lo que agarrarse en un contexto difícil: «Desde un punto de vista educativo, los grupos más pequeños funcionaron bien porque había más posibilidades de personalizar la atención y había más orden».
«Se prevé que el tope por clase sea de 30 personas, pero se intentará que haya menos»
El próximo mes de septiembre, Beatriz Valiñas, profesora de Biología que daba clase en el IES Otero Pedrayo, de la capital provincial, regresará a Ribadavia tras un año en la ciudad por cuestiones de conciliación. Su plaza está en el IES O Ribeiro, y allí volverá a inicios de curso. Antes de irse aún estará presente, eso sí, de cara a los exámenes de septiembre, porque la docencia comenzará el día 15.
«Se prevé que, este año, el tope de alumnos por aula sea de treinta, pero entendemos que se intentará que haya menos», razona Valiñas. En todo caso, en el Otero Pedrayo se trabaja con la idea de que las clases sean únicamente de mañana. El curso anterior, sin embargo, se optó por desdoblarlas también al horario de tarde para facilitar la distribución de las aulas y evitar la coincidencia de muchos alumnos en el recinto en las mismas franjas horarias.
Un adiós en O Carballiño
Mientras tanto, en el IES Chamoso Lamas de O Carballiño, el director, José Manuel Vázquez, enfila sus últimos días al frente del centro educativo carballiñés. Se jubila el día 31 de agosto y durante estos últimos meses trabajó codo con codo junto a su sucesor, Aurelio Rodríguez, para establecer las normas a seguir de cara a este próximo curso y darle finalmente el relevo, que será efectivo el 1 de septiembre.
En esencia, no habrá muchas novedades. «Contando nuestra escuela de idiomas, en el Chamoso Lamas hay aproximadamente medio millar de alumnos matriculados. Casi todo funcionará igual que el año pasado, pero está ahí la duda de si podremos tener el profesorado de apoyo que facilitaba la Xunta en el curso previo. A ver si fuese posible, porque ayudaba a desdoblar», dice Vázquez.
«Este año estamos más seguros, sabemos lo que funciona y vamos a seguir aplicándolo»
Hace ya días que en el colegio Luis Vives de la capital ourensana comenzaron a calentar motores de cara al estreno del nuevo curso escolar. Su directora, Iria Vence, reconoce que la puesta a punto de este año está siendo mucho menos estresante que la del anterior. «Yo creo que todos los colegios lo vamos a afrontar mucho más tranquilos que el curso pasado, en el que teníamos muchos miedos e inseguridades. Luego, con la progresión, vimos que éramos capaces y los niños nos dieron una lección desde el primer día», recuerda. El objetivo primordial este año es, según cuenta Iria, precisamente que esa confianza tras el buen desarrollo del pasado año, no se convierta en despiste. «No podemos bajar la guardia; tenemos que estar especialmente vigilantes y recordarles muchas cosas sobre todo al principio. Los profesores demostraron el pasado año su capacidad de adaptación para realizar su labor educativa y mirar también por la salud de los niños», comenta.
En cuanto a las medidas concretas anticovid, la directora del Luis Vives cuenta que estos días en el centro están revisando y renovando las señalizaciones para mantener la circulación ordenada de los alumnos, organizando las aulas respetando los grupos de convivencia y las distancias de seguridad establecidas entre pupitres e, incluso, «ampliarlas en algunos casos porque algunas de nuestras aulas nos permiten mantener la distancia de 1,50, aunque el protocolo marca que este año se reducen en Secundaria». También se ultiman los puntos de higienización y control de entradas y salidas, que seguirá siendo escalonado. «Este año estamos más seguros, sabemos lo que funciona y vamos a seguir aplicándolo», resume Iria Vence, que recuerda que las piletas en las aulas permiten realizar frecuentes lavados de manos con agua y jabón, y así no abusar de los productos alcohólicos; y que también seguirán con la ventilación cruzada incluso en invierno. «El curso pasado pudimos comprobar con los medidores de CO2 que la ventilación reduce mucho los niveles y vamos a seguir con ello», dice. El colegio cuenta con un sistema de ventanas de apertura oscilobatiente y con calefacción radiante «y eso ayuda, pero estamos en Galicia y el invierno es lo que es; así que está claro que algún frío vamos a seguir pasando».