Los participantes en el Campamento Urbano de Amencer pudieron ver de cerca los vehículos de varios servicios de la capital ourensana
11 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.El Campamento Urbano de Amencer está encarando su recta final y ayer se celebró una de las citas tradicionales de este programa educativo que se desarrolla en la capital ourensana. Y, sin duda, una de las que más ilusión hace a los participantes. Es el Día da Boa Xente, que nació para que los pequeños ourensanos tuviesen la ocasión de conocer un poco más de cerca a aquellas personas que trabajan por la seguridad y el cuidado de los ciudadanos o en servicios públicos que le hacen más cómoda la vida.
Pero además, es una oportunidad única para que muchos de esos niños y niñas vean convertido en realidad el sueño de pilotar una moto de policía, hacer sonar la sirena de un coche de bomberos, o agarrarse al volante y ocupar el asiento del chófer de un autobús.
Entre la plaza Maior de la capital ourensana y los jardines del Padre Feijoo se distribuyeron los vehículos y efectivos de todos esos servicios, y también de otros como la Cruz Roja o Protección Civil para que los participantes más pequeños del campamento de este año pudieran disfrutar de esa experiencia.
Pero no fue la única buena gente que protagonizó el día organizado por Amencer. Integrantes de los servicios de donación de sangre, agentes forestales, Cáritas y Máis Emprego visitaron las instalaciones de la asociación juvenil para contar en primera persona en qué consiste su trabajo a los participantes de entre 11 y 13 años, además de salir a conocer las instalaciones del centro Quérote +, Comercio Xusto y Cruz Roja, además de la protectora de perros y gatos Progape. Por cierto que allí también estuvieron por la tarde, el grupo de participantes de 14 a 16 años, que también se enteraron de la labor que desarrolla Teranga, de la asociación Juan Soñador; Meniños y ATOX.
En conjunto, ayer participaron en la penúltima jornada de esta 34 edición del campamento de la asociación juvenil Amencer 384 personas, entre ellas 63 monitores que, de forma voluntaria, se encargan de que todo salga a la perfección y de atender a los diferentes grupos de edad en los que dividen el programa de actividades.