Javier Taibo, director de la Tecnópole: «Si queremos atraer proyectos, hay que estar donde se tomen las decisiones»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Javier Taibo dirige el Parque Tecnolóxico de Galicia
Javier Taibo dirige el Parque Tecnolóxico de Galicia Santi M. Amil

Taibo apunta a la industria aeroespacial y a las TIC como sectores imán para la captación de inversiones

13 ene 2022 . Actualizado a las 19:28 h.

Ha pasado aproximadamente mes y medio desde que Javier Taibo Gallego (Ciudad de México, 1963) fue nombrado director del Parque Tecnolóxico de Galicia, el pasado 21 de junio. Entonces, puso en marcha una cuenta atrás para, a los cien días, tener listo un plan estratégico que determine el rumbo a seguir. Durante la charla, Taibo repite hasta en tres ocasiones una máxima: que la Tecnópole, con la mitad del accionariado en manos de la Xunta y otro 37 % en las de Abanca, debe hacerse ver allí donde se tomen las decisiones.

—¿Hacia dónde camina el Parque Tecnolóxico?

—La idea es que este programa estratégico sea multianual, a tres años vista. Me parece una cantidad justa, ni muy lejos ni muy cerca, y podremos tener una visibilidad de si los proyectos pueden consolidarse. Buscamos un término medio para disponer de un plan de negocio que no se desvirtúe, porque saber qué va a pasar de aquí a cinco años, a día de hoy, es complicado.

—Durante su última reunión con el conselleiro de Economía, Francisco Conde, se apuntó la necesidad de captar inversiones. ¿Puede la Tecnópole atraer a los fondos Next Generation?

—Lo que estamos buscando, especialmente, es a aquellas empresas y consorcios que están participando en los fondos y necesitarán un lugar donde establecerse. Ahí está la mina de oro para nosotros: en nuevos proyectos a desarrollar. Y si queremos atraerlos hay que acudir a los foros donde se tomen las decisiones, que el Parque Tecnolóxico esté presente. Si no llevamos esto a cabo, es difícil que nos consideren.

—¿Es algo que no se hacía, o estaba en un segundo plano?

—Más bien en un segundo plano. Y ahora le queremos dar más importancia. Estar cerca del Cluster TIC y la Ametic [patronal del sector de la industria tecnológica digital]... Allí donde se esté promocionando la participación en los fondos europeos, porque aquellas firmas que sean adjudicatarias precisarán de una ubicación para asentarse.

—Hasta el año pasado, usted trabajaba en Egatel, asentada en el parque. Desde fuera, ¿qué creía que precisaba la instalación?

—Yo puedo decir a qué vine. Siempre me hizo ilusión el puesto de director del Parque Tecnolóxico porque pensaba que se podían hacer muchas cosas aquí. Llego con este espíritu, el de llenarlo de actividades que sean interesantes. Si no ponemos en marcha las que nos reclaman nuestros residentes, es complicado tener público en ellas.

—¿Hay un consenso entre las instituciones participantes sobre qué sectores se busca imantar?

—Más bien, se pretende aprovechar las sinergias existentes. Tenemos un ecosistema. Aeroespacial es un polo de interés, no solo por las empresas localizadas aquí, sino porque ahí está el grado de la Universidade de Vigo, en el campus de Ourense. Debe ser un sector estratégico, al igual que las TIC. Aquí hay firmas de calado y es fundamental sacar partido de su experiencia para atraer a otras. En el ámbito de la energía también hay temas de interés, y la industria automotriz en Ourense es importante. Lo que hay que tener claro es que debemos posicionarnos defendiendo el Parque Tecnolóxico. Si no, es difícil que traigamos proyectos aquí.

—¿Existe interés por entrar dentro de las participaciones del Parque Tecnolóxico?

—No tengo constancia de que haya nuevos accionistas que se quieran presentar. No a lo largo de este último mes.

—¿Y el campus? ¿Se estrechará la colaboración?

—Parte del proceso en este plan estratégico implica una reunión con todos los socios del parque, para saber cómo creen que debe ser la Tecnópole del futuro y estrechar las vías de ayuda mutua. Las universidades deben ser fundamentales para nosotros, porque son el vínculo entre la investigación y la innovación que queremos traer. Se trata de fortalecer vínculos ya existentes, y evidentemente queremos que sean más intensos.

«Están ocupados el 90 % de los nidos y nuestra intención es acoger a más empresas»

La crisis económica que se inició en el año 2008 golpeó con dureza a la Tecnópole, que se repuso con el paso del tiempo. Actualmente, residen 82 empresas que ocupan cerca de un 90 % del espacio asignado en los edificios en uso del parque. Un 70 % de las parcelas también se encuentras ocupadas y se prevé una ampliación de 341.000 metros cuadrados de suelo industrial, que dotaría al parque de más espacio para aquellas compañías que se quieran instalar.

—¿Por qué existe fluctuación en la estancia de las empresas nido?

—En toda experiencia empresarial hay escenarios: uno, que el negocio no llegue a buen puerto; otra, que la firma crezca, y los nidos están pensados para proyectos que están comenzando. Si necesitan más espacio, los llevamos fuera de ellos. No diría que sea por malas experiencias en el parque, sino por la vida natural de las empresas: unas tienen éxito y otras no, y eso genera un flujo. Actualmente, la ocupación es casi plena en los nidos, solo queda un 10 % para atraer a nuevas empresas y nuestra intención es acoger más.

—¿Y los tres edificios que están actualmente en desuso?

—Si hay estructuras ya construidas, lo lógico es aprovecharlas y no dejar que se deterioren. Son la nave de la Cámara de Comercio, y los inmuebles de las antiguas sedes de Gaélica Solar y Tuconsa. Mi objetivo es que se les dé uso y que, cuando una empresa busque dónde quedarse, se le pueda ofrecer esta cartera que ya tenemos.

—¿Qué más ofrece el parque al recién llegado?

—Técnicos que puedan asesorar en estudios de viabilidad, servicios en el centro de negocios... Ventajas que estando solo quizá no tienes. La empresa no viene aquí, y punto. Queremos que se pueda desarrollar.

Los inicios: la formación en telecomunicaciones en Ciudad de México

Las raíces familiares de Javier Taibo Gallego están en Asturias, pero él se crio en México, a donde sus padres emigraron en el año 1956. «Establecieron su residencia en el país y yo viví allí junto a mi mujer hasta el 1999, cuando decidimos venir a España. Trabajé en Madrid durante muchos años y, ya desde el 2005, en Egatel, muy cercano a Ourense en distintas etapas, yendo y viniendo, pero siempre con un pie aquí», explica el director de la Tecnópole.

—Realizó estudios de Física en la Universidad Autónoma de México. ¿Qué le llevó al mundo de las telecomunicaciones?

—Había mucha teoría, pero yo echaba de menos lo experimental. Era lo que realmente me llamaba. Viviendo en el Distrito Federal comencé a dar clases de Secundaria y Bachillerato y, a raíz de aquello, me surgió una oportunidad como instructor en redes de comunicación de área local. Hablamos de mediados de los ochenta, una etapa en la que se trabajaba con los antiguos procesadores XT. Antes, las redes para conectar los ordenadores en tu casa u oficina no existían. Se decidió distribuir el procesado y disponer terminales personales, los de sobremesa de toda la vida, y conectarlos entre sí. Por aquel entonces no había nada de esto, y aquella tecnología fue muy bien recibida. A día de hoy, la ciudad ha cambiado mucho. Hablamos de una urbe que está muy avanzada tecnológicamente y es muy innovadora.

—También trabajó para Pemex.

—Así es. En su momento, llevamos a cabo el diseño y construcción del primer backbone [una línea o conjunto de líneas a las que las redes de área local se conectan para tener conexión de red de área amplia] corporativo de Petróleos Mexicanos, llegando hasta las plataformas marinas con voz, datos y videoconferencia. Fue un proyecto grande, estuvimos trabajando en él como unos cuatro años.

—¿Cómo desconecta Javier Taibo de su trabajo diario en el Parque Tecnolóxico?

—La gran ventaja de Ourense es que estás a dos pasos del campo. Me encanta pasear y aprovecho para caminar cerca de los ríos. En concreto, por la senda de Mende y el entorno del Barbaña. Son zonas donde ya no escuchas el ruido de los coches y puedes desconectar. Y no es solamente eso, porque Ourense suele tener sus atractivos culturales, como los conciertos de jazz, y también está ahí el termalismo.