Luces de verano

María Doallo Freire
María Doallo NO SÉ NADA

OURENSE CIUDAD

Una de las citas del cine de verano del 2020
Una de las citas del cine de verano del 2020 Agostiño Iglesias

05 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Me encantan las luces de Navidad —era previsible, ya sé—. Pero si me lo permitís, de ellas hablaré en la época del año que les corresponde, que, en cualquier caso, es en diciembre. Por ahora estamos en agosto y me vais a dejar que me centre en las luces de verano. Podría estar hablando de las farolas y luminarias que atraviesan la ciudad y sus alrededores; y que en la mayoría de los casos durante estos meses estivales se encienden siempre antes de que caiga el sol. Ocasionando una estampa ridícula y un gasto innecesario. Pero no, no me refiero a eso. En la vida hay muchas formas —y personas— de luz. Faros que consiguen enseñarnos el camino o simplemente reorientarnos hacia él cuando nos hemos perdido. Esa es una de las muchas definiciones que le encuentro a la cultura. Por eso las luces de verano en mi imaginario personal son las ristras de bombillitas de colores que decoran los toldos y los árboles de mis terrazas favoritas para disfrutar de un concierto o de una degustación veraniega en buena compañía. Como las de A Garrafeira, en Leiro, o las de A Arca da Noe, en Vilar de Santos. También está la que desprenden los proyectores en los cines de verano. Esos peliculones al aire libre que programa el Cine Clube Padre Feijoo durante varias noches de agosto y que además de ayudarnos a escapar del calor -—cuando lo hay—, también nos permiten escapar de todo lo demás. Algo que para algunos solo consigue el séptimo arte —y los amigos. Siempre los amigos—. El caso es que este año tampoco avistaremos esas luces porque ahora el Concello exige pagar unas tasas por la utilización del suelo municipal. Un ejemplo más de la monetización de la cultura, que ya se podría decir que en la ciudad de Ourense brilla por su ausencia.