Nieves Pombo, profesora: «Ahora estoy redescubriendo mi ciudad y realmente es un tesoro»

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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La profesora Nieves Pombo se confiesa enamorada del casco histórico
La profesora Nieves Pombo se confiesa enamorada del casco histórico Agostiño Iglesias

La docente desarrolló su trayectoria profesional durante 42 años en el colegio de Carmelitas

02 ago 2021 . Actualizado a las 13:12 h.

En ocasiones, la vida lleva a tomar decisiones que desvían los planes trazados pero acaban desvelando un futuro igual de pleno, o incluso más, que el imaginado. En sus primeros anhelos infantiles Nieves Pombo se veía con bata blanca. «Aún hoy creo que hubiera sido una buena médica», asegura. Pero lo cierto es que no llegó a hacer las maletas para acudir a la facultad de Medicina. Se quedó en Ourense y optó por estudiar Magisterio. Y no se arrepiente. Cree que aquella decisión la llevó a descubrir una vocación que ha saboreado de principio a fin de sus 42 años de trayectoria. En sus manos recayó la labor de empezar a moldear conocimientos en las mentes de los más pequeños. Siempre estuvo en el primer ciclo de Primaria y guarda multitud de anécdotas y más de un apuro. «De aquella las aulas eran de cuarenta y pico alumnos y en una ocasión una madre vino preocupada a preguntarme cómo me atrevía a llevar a tantos niños a Madrid durante tres días. Su hijo le había dicho que nos íbamos allí de excursión y que dormiríamos tres noches, cuando en realidad nos íbamos a Maceda y volvíamos en el día», relata.

Nieves confiesa que ha disfrutado de su profesión plenamente, pero que no siente nostalgia. «Me queda el buen recuerdo de mis alumnos y de sus familias; la satisfacción de todos los logros que consiguieron como buenas personas», matiza. «Hay algo que aprendí de mi familia, especialmente de mi padre: que hay que disfrutar y vivir lo que toca en cada momento. A mis alumnos intenté inculcarles que es que hay que disfrutar y aprender de cada día», señala. Así que, aplicando la misma filosofía, ahora ocupa su tiempo en hacer aquellas cosas que no pudo hacer mientras centró sus esfuerzos en la enseñanza. Uno de sus nuevos hábitos es pasear la ciudad. «Sigo levantándome temprano y, desde el día siguiente a jubilarme, salgo a caminar. Uno de los mayores placeres es recorrer las calles a esa primera hora, cuando te topas con los trabajadores de la limpieza y poco más», relata. Cuenta que, a pesar de ser nativa y haber pasado toda su vida en Ourense, hay rincones que le sorprenden. «Estoy redescubriendo mi ciudad, y realmente es un tesoro», afirma.

El casco histórico es uno de sus destinos preferidos. «Ourense es una joya. Tenemos tanto arte, tanta belleza y riqueza patrimonial que quizá en el día a día nos pasa desapercibido. Es como cuando estás rodeado de algo que ves desde niño todos los días. No te llama la atención, no lo aprecias en lo que es; mientras que el que viene de fuera se sorprende», señala. Aunque ya en su etapa como docente salía con sus alumnos para mostrarles el patrimonio y los lugares más emblemáticos de Ourense, Nieves confiesa que aún le sorprenden detalles en los que antes no reparaba.

Dentro de ese casco histórico, la plaza do Ferro es la que atesora para ella más recuerdos. Quizá porque formó parte de su ruta hacia el colegio Carmelitas donde, antes que profesora, fue alumna. «Alguna piedra de ese colegio debe de ser mía», bromea en alusión a que ese vínculo con el centro se remonta tan lejos como alcanza su propia memoria vital.

Pero hay otros emplazamientos especiales. Los puentes sobre el Miño, por ejemplo, están unidos a muchas aventuras infantiles. «Los he cruzado todos, y digo todos; incluido el del tren», confiesa. Aquella travesura, repetida en más de una ocasión, terminó tras la reprimenda de su padre, advertido por un vecino que la había visto caminar por ese trazado del ferrocarril junto a su prima.

Es lo que tiene vivir en una zona donde todos se conocen. Porque, tal y como recuerda Nieves Pombo, ella es una ourensana de pueblo. «Yo nací en la zona del Veintiuno, en Río Mao, en la finca Villarino, y allí éramos un grupo de vecinos como un pueblecito. Hay algunos a los que pueden pasar muchos años que no veo y cuando nos encontramos es casi como si fuéramos de la familia», narra. Por aquél entonces, aquél rincón del ayuntamiento de Canedo, estaba plagado de voces infantiles. «Era una zona con muchos niños y nuestros juegos eran en el campo», recuerda. También tiene nítida la imagen de las calles de tierra. «Cuando empecé a venir al cole aquí al centro, los días que llovía tenías que andar de puntillas porque llegabas con los zapatos embarrados ya a la parada del autobús», matiza.

De comprar patos para clase a dibujar viñetas durante la pandemia

Nieves Pombo se define como una persona tímida, sin embargo, en más de una ocasión ha demostrado que puede dejarse llevar por impulsos y sorprender a quienes creen conocerla mejor. Lo hizo, por ejemplo, durante la pandemia. Tras jubilarse en el 2019, decidió inscribirse en un curso de dibujo a distancia en la Universidad Popular y, cuando llegó el encierro, empezó a crear y enviar cada mañana una viñeta humorística con su visión de alguna noticia del día. «Solo era una manera de aportar un poco de alegría», matiza restándole importancia al éxito cosechado por la iniciativa entre sus conocidos. También tuvo éxito cuando se le ocurrió comprar tres patitos para clase con el ánimo de que jugar con ellos estuviese ligado al cumplimiento de las tareas y el buen comportamiento de los alumnos. «Al principio los dejaba en una cajita en el aula, pero al día siguiente tenía que limpiar con lejía porque estaba todo hecho un desastre. Otra vez lo que llevé fue una cría de erizo que encontró mi hermano. Hoy esas cosas serían impensables, me acusarían hasta de maltrato animal; pero eran otras épocas y cuando eres joven crees que puedes arreglarlo todo», reflexiona.

DNI:

Quién es. Nieves Pombo nació en 1954 en Ourense. 

Profesión. Es maestra y ejerció durante 42 años en el colegio Santa Teresa de las Carmelitas en la capital ourensana.

Su rincón. Aunque hay varios lugares emblemáticos para ella en la ciudad, la praza do Ferro está entre sus predilectos.