Una foto con el rey que sirve para reclamar un servicio en Ourense

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Pablo Yáñez, que fue recibido por Felipe VI como ganador del concurso «Qué es un rey para tí», tiene que abandonar su centro y optar entre renunciar a la terapia o marcharse a otra provincia para recibirla

21 jun 2021 . Actualizado a las 18:44 h.

Pablo Yáñez Carrasco, alumno del Centro de Educación Especial O Pino, en la capital ourensana, acaba de vivir dos días de ensueño en Madrid. Viajó acompañado de sus padres María Jesús y Samuel, y de su tutora, Silvia Rodríguez. La visita era para recoger el premio del concurso Qué es un rey para ti, como ganador nacional en la categoría de Educación Especial. Cuenta que la experiencia «fue genial, me encantó», y que disfrutó mucho tanto de la visita organizada al Palacio Real, en la que les dejaron hacer fotos «hasta de las cocinas», como en el rato de charla que compartió con Felipe VI en el Palacio de El Pardo. El rey se interesó por las técnicas que usó Pablo para hacer el dibujo ganador (que a la vez simulaba un grafito en una pared de ladrillo con el nombre del monarca) y al percibir su pasión hacia la pintura le invitó a usar como soporte artístico un muro del palacio. «Pero a ver lo que pintas, que después me tiran de las orejas», bromeó el monarca. Pablo no sabe si algún día podrá cumplir ese encargo. En realidad no sabe lo que será de él en unos pocos meses y si podrá seguir recibiendo la atención especializada que le sirvió para descubrir una vocación que le hace feliz. Pablo se inició en el dibujo a través de las actividades terapéuticas y formativas que se desarrollan en el Centro de Educación Especial O Pino y, según cuenta su tutora, se ha convertido en todo un artista «que incluso nos ilustra los libros que hacemos para los cuentacuentos». Pero acaba de cumplir 21 años y eso supone que debe abandonar el centro. Las alternativas que se le presentan son dos: o bien dejar de recibir esa atención educativa y terapéutica específica, o bien renuncia a seguir viviendo en el domicilio familiar con sus padres y se marcha fuera de la provincia. Porque en Ourense no hay ningún centro de asistencia terapéutica especial para adultos, como sí existe en otras provincias gallegas. Las familias ourensanas llevan décadas pidiendo una solución a ese dilema de la separación o la terapia para los que llegan a la edad límite para permanecer en los centros educativos especiales. «La verdad es que da mucha pena esta situación. Es una lástima que tengan que abandonar y perder todo lo que han avanzado durante años; porque muchos simplemente se quedan en casa recluidos y punto. Hay que entender que la separación es dura para ellos y el desplazamiento para verles es también un sacrificio para muchas familias. Nos gustaría que este reconocimiento que acaba de recibir Pablo sirviese para volver a llamar la atención sobre este problema y reivindicar una solución; aunque solo sea que puedan ampliar la estancia con nosotros», sugiere la tutora Silvia Rodríguez. Y es que, a pesar de las promesas institucionales reiteradas, el centro especial para adultos en Ourense sigue sin materializarse.