«Na vida hai que renunciar a moitas cousas, pero nunca renunciedes aos soños»

F. Ulloa OURENSE

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

El autor e ilustrador ourensano David Rubín volvió al IES As Lagoas para participar en la graduación de la última promoción de bachilleres

12 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El IES As Lagoas de Ourense despidió este viernes la graduación de la que será recordada como la promoción de los bachilleres de la pandemia. Un acto con inicio sombrío pese al sol que caía inmisericorde sobre los ocupantes de las sillas colocadas en el patio para seguir el protocolo covid. La directora, Elisa Rodríguez, comenzó pidiendo un minuto de silencio por las últimas mujeres fallecidas, entre ellas las menores de Tenerife, reivindicado el papel imprescindible que debe ejercer el profesorado en la educación en valores para acabar con lacras como la violencia machista.

Tras el aplauso, el ambiente volvió a ser el que se espera en este tipo de actos y Elisa Rodríguez se volcó animando a los nuevos titulados: «Sois la mejor promoción que nunca haya salido de este centro», les espetó antes de invitarles a poner pasión en todo lo que hiciesen en su vida.

Algo a lo que también les conminó David Rubín, que fue el exalumno invitado este año. El creador e ilustrador ourensano animó a la nueva promoción a afrontar el futuro con pasión y a elegir con el corazón la que será su apuesta de futuro. «É o momento de perseguir os soños. Na vida teredes que renunciar a moitas cousas, pero nunca renunciedes os soños», les dijo el historietista recordando que eso hizo él y consiguió alcanzar su meta, a pesar de que no fue precisamente un alumno con un expediente ejemplar. «Non fun moi bon estudiante; era un rapaz distraído, os suspensos eran parroquianos habituais nomeu boletín de notas e repetín dous cursos», contó. Pese a ello y a que, según recordó, no faltaron los agoreros que le pronosticaron un futuro vital plagado de fracasos, Rubín les contó que siempre tuvo claro lo qué quería hacer y luchó por ello. «Aos 20 anos xa traballaba para unha productora cinematográfica; aos 35 publicaba internacionalmente e con pouco máis de 40 gano ben a vida e aqueles autores que foron para mín unha referencia trátanme como un igual», resumía. Les confesó que no alcanzó ese éxito solo; que también hubo personas que supieron ver al artista que se escondía en aquel muchacho inconformista y que alimentaron la llama de su vocación. Entre ellos, y además de a sus padres, agradeció esa actitud y esa confianza a algunos profesores e incluso al bedel del centro educativo que, según narró le mostraba tebeos y le acercaba al trabajo de distintos autores. Pero Rubín no quiso que la nueva generación pensase que basta con desear algo para que se cumpla «porque non é así, e menos hoxe, nunha época máis complicada que a que tivemos na miña xeración; porque o mundo cambiou máis nos últimos 25 anos que nos 50 precedentes», les dijo. Por eso les animó a trabajar duro y sin desanimarse por los problemas que encontrasen en el camino que les tocaría andar para alcanzar su meta. «Loitade por brillar», les dijo.