Alumnos ourensanos fabrican pianos con cucharas de café y liras con servilleteros

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE

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MIGUEL VILLAR

Muchos de los instrumentos, creados para la clase de música del IES O Couto, no sólo funcionan sino que están afinados

10 jun 2021 . Actualizado a las 17:51 h.

Seguro que en alguna ocasión han oído aquél remedo de latinajo que rezaba: cerebrus apretatus, discurren que rabean. Pues eso es lo que han tenido que hacer muchos profesores en tiempo de pandemia; exprimir las neuronas para idear nuevas estrategias con las que sustituir las rutinas de otros tiempos por iniciativas que mantengan en alto el interés del alumnano por las distintas materias. Y Olalla Núñez, profesora de Música del IES O Couto, de la capital ourensana, fue una de esas maestras. Ante la imposibilidad de organizar actividades motivadoras antaño habituales durante el curso, como festivales y conciertos en los que los estudiantes tenían el aliciente de actuar ante el público, les propuso ocupar un trimestre en fabricar sus propios instrumentos con materiales reciclados. «Para que no fuera todo teórico, les puse varios vídeos de Les Luthiers, en los que se ven varios instrumentos hechos con materiales reciclados, y les pedí que idearan ellos alguno; el que quisieran», resume la profesora. Y el resultado no pudo ser más espectacular, tanto por la cantidad como por la calidad de los objetos. Se presentaron ochenta y «hay algunos que suenan e incluso que están afinados», añade alabando la habilidad de sus alumnos. Entre estos, destacan un xilófono o un piano hecho con cucharillas de café,una tabla y tornillos «y que la alumna hizo incluso con dos octavas cromáticas que se oyen perfectamente, con sus semitonos». La idea era poder grabar un vídeo utilizando estos instrumentos, pero ante las dificultades para reuniones y ensayos (son cuatro las clases de Segundo de Eso que participaron en esta iniciativa), se han conformado con organizar una exposición en el centro educativo para que todos puedan verlos y sorprenderse.

Si hubieran podido, el concierto habría contado con un buen plantel «porque hay muchos instrumentos que funcionan». Es el caso, obviamente de los construidos por alumnos que se decantaron por los de percusión. Hay tambores, maracas, panderetas en las que utilizaron chapas de refrescos y cervezas. También hay palos de lluvia, guitarras y violines hechos en cartón o con botellas de plástico de champú o suavizante, e incluso «una lira muy currada con una caja de un servilletero de madera y cucharas de cocina también de madera, cuerdas y puso un clavijero de verdad», recuerda. También hay una ocarina, hecha con arcilla y perfectamente afinada, flautas de pan  compuestas de tubos de distinto tamaño para conseguir hacer escalas, o castañuelas realizadas con cartulina y tapones de botella que la maestra asegura que «suenan bien».