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OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

El artista David Rivada presenta su obra «Antroido» en el Liceo de Ourense

17 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Has de cantar meninha gaiteira, has de cantar que morro de pena com o som da gaitinha com o som do tambor che pido que cantes, meninha por Dios». A Rabela.

El joven artista David Rivada presenta en el Liceo de Ourense la exposición que lleva por título Antroido. Esta colección continúa la itinerancia iniciada en el antiguo Hospital da Trinidade, intramuros de la acrópolis del Castillo de Verín, titulada Antroido 1.0 y comisariada por el poliédrico artista X. Rivada, padre del autor en el que se reconoce la huella indeleble del genio Rivada en la sensibilidad, trazo impetuoso y gusto por el color.

David, hijo de artista, creció con la cosmovisión cosmopolita de aquel que nace en el epicentro del carnaval lleno del color y el calor de su magia y vitalismo que traslada a la superficie plástica, traduciendo el sentimiento y su locura en imágenes. Un color que golpea el sistema nervioso como pulsión de vida o lebenstrieb y en su ausencia todestrieb o pulsión de muerte -en su faceta como diseñador gráfico David Rivada anula el color- como expresiones independientes que el artista elige en función de cada disciplina, categorías intelectuales y estéticas que remiten al contexto de la obra Más allá del principio de placer de Sigmund Freud.

Interjuego de dualidades entre Eros y Tánatos, creación y destrucción, individuo y grupo equivalentes e intercambiables como en la obra misteriosamente desaparecida de la colección, Formiga, guiño al dadaísmo de Duchamp y al suprematismo de Malevich en la inmersión a la abstracción que hace el autor, fundamentalmente figurativo. Obra en la que prescinde de las características del arte representacional y la temperatura del color, profundidad o imitación aunque no del volumen que se eleva desafiante en el trozo de cinta adhesiva que emerge asimétrica y monocromática de límites imprecisos, reflexión sobre la supremacía de la nada y juego intelectual de la representación del objeto descontextualizado a través de la presentación del mismo como entidad, sin transmitir un mensaje social y renunciando a toda pintura puramente retiniana con un artificioso ilusionismo que traslada a la interpretación abierta del espectador en la integración del polimaterial no pictórico y en la importancia desafiante de la acción iconoclasta, exaltando el valor textual del fragmento por medio de lo no objetivo.

Aunque se siente atraído por el cromoluminarismo efímero del impresionismo, en la trepidación y vibración de la sombra y reverberación de la luz, la exuberancia cromática de sus temas reflexiona sobre el carácter etnográfico del carnaval que captura detrás de la máscara el ímpetu existencial de la rabiosa juventud del artista. Revisa la tradición del arte popular en la recopilación de las manifestaciones antropológicas del folklore y las traslada a la superficie pictórica siendo su próximo proyecto Recollidas, una exposición en la que traduce a imágenes los ritmos, versos y canciones de tradición oral.

Estamos en este caso ante A Ribeirana, acrílico sobre passepartout en la que el gesto resulta prioritario sobre el color, experimentando el trazo expresionista influencia de su padre, colores crudos tratados sobre superficies lisas, una exuberancia que rechaza el discurso académico formal en la obra que se desdibuja hacia la desmaterialización, hacia el trazo empastado que se traduce en máscara crispada y remite al sórdido mundo de la realidad con y sin maquillaje de Ensor en la figuración enmascarada y grotesca inspirada en la tienda en la que su familia vendía artículos para el carnaval.

Resulta sorprendente el potencial emocional y el impacto psicológico de la máscara siendo un formato atractivo de extensa libertad también explorado por X. Rivada, Fernando Barreira, Otto Dix o Grosz, entre otros, centrado en el caso de David en el personaje protagonista de Vicio, exponente de impulso expresionista con una interesante captura del submundo interno del personaje en conflicto, subrayado en creciente atención por la hipertrofia figurativa. Otros personajes del entroido ourensano están representados en O sorriso do galán, Sorriso do antroido, en Pantallas, Cigarróns y Boteiros.

Folklore y etnografía en O son da gaitinha y A Carolina, representación de la mujer con el traje tradicional, idiosincrasia y memoria y una alusión al paisaje en Imos para Viveiro y Plenilunio, interesantes nocturnos dominados por tonos fríos con protagonismo de azules del ultramar al turquesa oscurecidos a modo impresionista con gamas en tonos más turbios e iluminadas en diversos puntos destellantes de amarillo y ocre.