El crimen del bar Novo de Ourense: una muerte por dos gramos de coca

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La Fiscalía pide doce años de cárcel para el acusado, que admite los hechos

08 mar 2022 . Actualizado a las 14:39 h.

A Evaristo Morín Machado lo mataron por dos gramos de cocaína. Así se desprende del informe que acaba de presentar la Fiscalía de Ourense sobre el crimen que en la noche del 4 de febrero del 2020 acabó con la muerte del propietario del bar Novo, situado en la calle Colón de la capital de As Burgas. En ese escrito se considera lo ocurrido como un delito de homicidio por el que deberá responder en la Audiencia Provincial de Ourense y ante un tribunal del jurado Jonatan R. P., para el que se pide una condena de doce años de prisión.

Sitúa los hechos la fiscal del caso a las 21.23 horas de aquel día, cuando el acusado, de 38 años y sin antecedentes penales, cogió su teléfono móvil para ponerse en contacto con Evaristo con la intención de comprarle sustancias estupefacientes, un negocio para el que ambos ya habían quedado en ocasiones anteriores. La cita sería veinte minutos después en el bar de la víctima, que a esa hora ya estaba cerrado al público, un tiempo que el acusado precisó para coger su Seat Altea y conducir desde Celanova hasta la capital, donde le esperaba el hostelero para formalizar la operación.

Pero las cosas no fueron según lo previsto. Antes de salir de casa el acusado cogió una pistola detonadora que pertenecía a su suegro y desconectó su móvil. Ya en el bar, pidió a Evaristo que le entregara cuatro gramos de cocaína, si bien este se negó. Al parecer Jonatan le debía dinero de transacciones anteriores, por lo que solo accedió a venderle esa vez dos gramos y este acuerdo no convenció al acusado.

«Ante tal circunstancia se inició una discusión entre ambos puesto que el acusado insistía en que le entregase la cantidad que solicitaba, momento que Evaristo se dispuso a salir de detrás de la barra manifestándole al acusado que abandonase el lugar», recoge el escrito de la fiscala, en el que se detalla la fatal deriva que tuvo aquella discusión.

Así, Jonathan habría propinado a la víctima un empujón, provocando que cayera al suelo, desde donde intentó, se supone que para defenderse, un cuchillo que se encontraba en el serpentín de la barra. No le dio tiempo.

Degollado con una botella

«El acusado con ánimo de atentar contra su vida y con la intención de causarle la muerte, le sujetó la mano y le pegó en repetidas ocasiones con la pistola que llevaba en la cabeza», describe el informe, que explica que para acabar con la vida de Evaristo el acusado cogió una botella de cristal: «La rompió y con el gollete de la misma, se lo clavó varias veces en el cuello, seccionándole la vena yugular». Fue una herida mortal. Evaristo falleció desangrado.

Antes de abandonar el lugar de los hechos, y con intención de borrar posibles huellas que pudieran incriminarlo, el acusado se quedó con las llaves de la víctima, así como con su móvil. Luego se marchó del lugar, pasando el crimen desapercibido hasta casi un día después, cuando un vecino preocupado porque el bar Novo no había abierto las puertas ese día, se percató de que la persiana exterior del local estaba sin candado y decidió entrar para ver qué ocurría. Se encontró el cadáver en medio de un gran charco de sangre.

La policía rastreó entonces los contactos del hostelero en busca de sospechosos del crimen, pero la declaración del estado de alarma semanas después del incidente motivó que la investigación se ralentizara. Eso sí, en mayo se logró dar con el sospechoso, quien nada más se detenido ya se confesó autor del crimen. Lo reconoció ante los agentes, luego ante el juzgado y meses después repitió su confesión cuando le comunicaron que iba a ser acusado de un delito de homicidio y que tendría que responder ante un jurado. Dijo incluso en aquella comparecencia que estaba preparado para afrontar las consecuencias de sus actos. Está en prisión desde su arresto.