El Seminario de Ourense afronta el reto de formar a los sacerdotes para que su trabajo se adapte a la nueva realidad de la diócesis

j. g. s. OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Miguel Rodríguez Rodríguez es uno de los que se enfrentarán a las nuevas realidades como sacerdote. Se ordena diácono este sábado.
Miguel Rodríguez Rodríguez es uno de los que se enfrentarán a las nuevas realidades como sacerdote. Se ordena diácono este sábado. Miguel Villar

Miguel Rodríguez, originario de de Coles, se ordena hoy como diácono

20 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Como cada año ayer se conmemoró el Día del Seminario que coincide con la celebración de la festividad de San José. Los sacerdotes y seminaristas de la diócesis de Ourense aprovecharon la jornada para poner en valor la labor su trabajo, con el lema «Padre y hermano, como san José».

No pudo ser así el pasado año, cuando, a causa de la pandemia, el Día del Seminario tuvo que ser que pudo celebrarse el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada. «Non é un ano normal, pero grazas a Deus, polo menos podemos celebrar mellor que o ano pasado. Estámolo vivindo con moita ilusión», asegura José Manuel Salgado Pérez, delegado del seminario diocesano. La naturaleza especial de la institución, y sobre todo el hecho de que todos los seminaristas son convivientes, hizo que en este año de pandemia la vida, aunque tomando precauciones, no cambiase tanto para ellos como para otros colectivos. De hecho, ni siquiera hubo contagios entre quienes residen en el Seminario Mayor.

Fue diferente en el Seminario Menor, donde, además de haber notificado algún que otro contagio por covid entre los alumnos, estos regresaron a sus casas durante el confinamiento, como el resto de escolares. La dotación técnica del colegio facilitó la enseñanza telemática. «O centro leva bastantes anos renovando a súa proposta educativa e estaba bastante preparado», apunta Salgado sobre la adaptación de estudiantes y profesores.

En el Seminario Mayor, asegura, el principal reto para el futuro cercano es el de formar a los sacerdotes para el nuevo mundo que les va a tocar vivir. «Non só pola pandemia, tamén polas circunstancias sociais en xeral», subraya. La realidad de la diócesis ha cambiado mucho, y esto se tiene que reflejar en el entorno formativo. «Antes o típico era, unha parroquia, un sacerdote, pero iso acabouse», explica. Ahora, los seminaristas se forman para trabajar en colectivos, de modo que entre varios curas puedan asumir un grupo de parroquias.

El ritmo de ordenaciones en la diócesis, asegura José Manuel Salgado, no es preocupante: «Temos, polo menos, un par todos os anos». Es el caso de Miguel Rodríguez Rodríguez. Este ourensano de 26 años originario de Lavandeira, en el concello de Coles, se ordena hoy como diácono.

Miguel asegura que estos seis años de seminarista le han servido para muchas cosas. Sobre todo para madurar su fe y estar en consonancia con el paso que se dispone a dar.

Antes de iniciar su andadura en el seminario, realizó estudios en integración social, algo que, admite, va de la mano con su vocación: «A fe, se non se transmite en obras cara aos demais, como a caridade, non ten sentido».

Pensando en su nueva vida y en el nuevo mundo que enfrenta, Miguel habla de ilusión: «Hai moito máis traballo por diante que hai uns anos, pero tamén moitas máis opcións de chegar á xente e de estar preto dela».