Insomnio, tristeza crónica o crisis de ansiedad, secuelas mentales del covid

Marta Vázquez Fernández
MARTA VÁZQUEZ OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

Los problemas económicos o el aislamiento pueden provocar trastornos

01 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El covid tiene unos efectos evidentes en la salud física de quienes padecen esta enfermedad, pero la pandemia que vivimos desde hace ya casi once meses también pasa factura en términos de salud mental. «Estamos comprando algo que todavía no hemos pagado», advierte Luis Docasar Bertolo, jefe del servicio de psiquiatría del Complexo Hospitalario de Ourense, que reconoce que la coyuntura actual provoca que haya más ciudadanos que sean susceptibles de precisar ayuda psicológica. Crece, por tanto, la población mentalmente vulnerable debido a un escenario inesperado que ha causado estragos en todos los niveles.

Y es que a quienes ya sufrían un trastorno mental, que pueden verse ahora con menos reservas para afrontar lo que está pasando, se suman quienes hayan vivido un cambio personal que ha afectado a sus capacidad económica. «La factura no solo va a ser de problemas sanitarios, sino también del estrés económico», explica Docasar, que calcula que «un 10 % de la población que normalmente no consultaría, ahora sí va a necesitar ayuda psicológica». Aumentos de patologías depresivas, rebrote de consumos de sustancias, trastornos adaptativos e incluso problemas desconocidos hasta ahora estarán sobre la mesa. «Las personas que durante esta pandemia no tengan dinero para comprar comida y tengan que pedir ayuda, se van a convertir en vulnerables, o los se vayan al paro sin cobertura», detalla el profesional, que también se fija en quienes viven solos y ahora ven muy limitada su interacción social «y por eso van a necesitar seguramente más ayuda psicológica».

Pero, ¿cuándo hay que pedir ayuda o empujar a alguien a solicitarla? El jefe de psiquiatría del CHUO da algunas claves sobre los síntomas que suponen una señal de alarma. «Un período de más de diez días en el que haya incapacidad para disfrutar de las cosas, que no se sienta placer con nada, es un síntoma crucial», explica Docasar, que se refiere también a la tristeza continua. «Si dura más de dos semanas, es la frontera que yo pondría para que ayuda al médico de familia, al psicólogo o al psiquiatra; hay muchos medios de acceder a una atención de salud mental».

Y no es todo. «Puede haber un síntoma clínico claro, por ejemplo, un ataque de pánico, que debe ser motivo inmediato de consulta», aconseja. Ojo, asimismo, a la falta de sueño. «A veces los problemas de salud mental empiezan por lo más sencillo; el paciEnte más grave empieza por no dormir y en ese punto un consejo o unas pautas para superar ese problema funcionan como un cortafuegos», garantiza.

miguel villar

«Muchos jóvenes están desbordados»

«El covid está pasando factura a todas las edades, pero la adolescencia y la edad adulta creo que son las grandes olvidadas», asegura la psicóloga ourensana Paloma Cabaleiro, que destaca que a partir de los 14 años la prioridad es estar con sus amigos, lo que se está viendo comprometido con las restricciones. «Si viene un nuevo confinamiento van a ser los más damnificados», advierte, asegurando además que el uso de la mascarilla tendrá efectos. «Nos protege de un virus, pero estamos perdiendo el lenguaje corporal y esto nos va a pasar factura después».

Hace hincapié la profesional en que los adolescentes necesitan ahora más que nunca a su familia: «Precisan que los padres los entiendan y no entren en guerra con ellos», advierte, dejando claro que muchos ya sufren los efectos de la pandemia. «Los adolescentes que tenían un problema psicológico han visto agravado su estado; hay mucho miedo a la muerte, a la enfermedad, al infinito; esto ha tenido un impacto enorme a estas edades, porque se les ha puesto la muerte de frente y se ven atrapados».

Recomienda a los padres «darles rienda» porque, afirma, «muchos están desbordados» y recuerda el precio que están pagando. «Hay que mirarlos y atenderlos; ellos van a tener que hacer un duelo porque estos años ya no se los devuelven, es una etapa no vivida», recuerda. En cuanto a los más mayores, ve una situación similar que también ha de ser atendida. «Para ellos todos son miedos en una edad en la que ya no tienen tanto margen», asegura, constatando además una mayor incidencia de los trastornos de ansiedad y problemas de regulación emocional.

«Los niños son los más sensibles»

«Los síntomas en la infancia están relacionados con la separación, y los niños que puedan ser más sensibles a esto, lo agudizan y lo muestran generando un síntoma», explica la psicóloga Marta García, que centra en la atención a los más pequeños de la casa gran parte de su trabajo en estos tiempos de covid-19. «No hay que olvidar que los niños también son más sensibles al entorno familiar, y muchos padres, así como otros miembros del núcleo familiar, también están pasando por momentos de tensión que influyen en su devenir», afirma la profesional, que aboga por abordar cada caso desde una perspectiva individual. «Aún siendo los síntomas comunes, no hay nada común en la generación de ese estado de cada niño», explica. En su caso, apuesta por un trabajo particular que conjuga varios elementos. «A través de la palabra, la terapia de juego, la caja de arena, el dibujo, el modelado. Son formas de dar voz a su malestar en un espacio que ellos consideran seguro», explica.

Una exageración de los rasgos generales, como hipoactividad e hiperactividad, irritabilidad, mutismo, mayor tristeza, mayor número de rutinas, mayor rigidez de pensamiento o ser excesivamente fantasioso son algunas de las señales de alarma a las que se debe responder por parte de los adultos. «Las señales para identificar cuando un niño debe acudir a terapia son las de siempre, una evidencia de una angustia que necesita enfocarse», advierte Marta García, que recuerda que en estos casos «lo importante es prestar atención y querer escuchar».

«Vamos a ver si la cuarta ola es psiquiátrica», advierten los especialistas

Con la situación hospitalaria actual, en la que gran parte de los esfuerzos se están concentrando en el covid-19, las consultas de psiquiatría no han sufrido repunte, si bien para el jefe del servicio esto no es más que un «espejismo» que se superará cuando la situación se normalice. «Cuando la accesibilidad sea total, vamos a ver si hay cuarta ola psiquiátrica, ya que nosotros siempre llegamos después de una catástrofe para remediar las heridas que, en este caso, provoque el covid», asegura Luis Docasar.

Y respecto a la capacidad de aguante de los ciudadanos frente a las medidas impuestas, lo ve claro. «La gente en general sigue estando en guardia y respeta las restricciones, de no ser así el sistema no aguantaría», asegura. «Los sanitarios están cansados pero siguen haciendo lo que tienen que hacer, y lo mismo el resto de ciudadanos», advierte.