El campus se reorganiza día a día

Cándida Andaluz Corujo
CÁNDIDA ANDALUZ OURENSE/ LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Alumnos y profesores afrontan un año pendientes de cambios continuos de horarios y aulas

16 ene 2021 . Actualizado a las 17:50 h.

Las extraordinarias medidas de protección ante el covid en el campus de Ourense para evitar positivos por coronavirus han traído aparejado un puzle de horarios y aulas que han trastocado el día de día de alumnos y profesores. La ventilación de los espacios tras cada clase, que ha tenido que acortar su tiempo, y la desinfección de manos y mesas cada vez que hay un cambio, consume buena parte del tiempo de los alumnos que, sin embargo, no han visto reducida la parte docente, la del temario anual. A todo esto hay que añadir la implantación de la clases virtuales.

Iria Prol estudia ADE: «En las aulas la protección es total. Nos han dado facilidades. Tenemos que tener las ventanas abiertas y a veces hace frío, pero es lo que hay». La organización depende de las materias de cada facultad y del tamaño de sus aulas. En algunas, las ventanas están siempre abiertas y los alumnos ocupan la misma plaza que es controlada por un código QR. En otras, solo se ventila al final de cada una y los sitios son aleatorios. El problema está en la biblioteca Rosalía de Castro. Con el aforo limitado a menos de la mitad, en plenos exámenes y en un espacio donde también se preparan opositores ajenos al campus, las colas a primera hora de la mañana son grandes y el aforo se cubre en poco tiempo.

Zaida Cid estudia Trabajo Social: «La situación es bastante difícil porque no tenemos claro muchas cosas, ahora mismo no sabes cuáles son exámenes son virtuales y cuáles presenciales. En clase nos divididos por turnos en casa y en el aula. En casa es peor porque el ritmo no es el mismo», explica. Víctor González Salgado hace Ingeniería Informática: «No noso caso podes elixir se queres clases on line ou na aula... En casa é peor se temos dúbidas».

Nerea Ramos, Iria Ferreiro y Elisabeth Martínez estudian Turismo. Para ellas se complican, además del trabajo docente, las prácticas. «Nós, agora mesmo, preferimos estar na casa, pola situación. Ademais moitos profesores xa prepararon durante o verán os contidos para o virtual. Temos exames agora nos acaban de dar materia que entra. Como estudamos turismo estamos un pouco asustadas, ademais non sabemos se podemos facer prácticas».

Para los profesores también ha sido todo un reto. «Evidentemente a nivel organizacional fue necesario implementar algunos cambios. Se procedió a la división de cada curso en cuatro grupos, la docencia teórica se impartió de forma mixta, con un grupo presencial que iba rotando semanalmente y simultáneamente, a través del campus virtual. Esta replicación de grupos supuso un incremento importante de horas docentes para el profesorado», señala Milagros Fernández, decana de Enfermería.

«La universidad lleva meses preparando medidas. La primera ha sido reducir el aforo de las aulas y habilitar espacios adicionales. Las aulas han pasado de 75 a 18-20 puestos, o de 144 a 35 puestos. Como espacios adicionales estamos empleando el salón de actos Marie Curie. Este espacio, de casi 500 plazas, se empleaba anteriormente para actos de mucha gente (graduaciones, congresos), y ahora se limitó el aforo a 92 plazas y se imparten clases tanto de mañana como de tarde», explica Gil Garrote, decano de Ciencias. «A los alumnos se les envió información para que nos avisen de los posibles casos, y periódicamente se lo recordamos. Solo hemos tenido un par de casos leves y 10 alumnos confinados por ser contacto de un positivo. Estos casos siempre han sido externos a la Facultad, normalmente en entornos familiares. Hace un par de meses se realizó un cribado de anticuerpos, participando muchos de ellos, donde ningún alumno dio positivo y solamente uno que había pasado la infección. Creemos que esto demuestra que la Facultad, y en general los centros educativos, son entornos muy seguros donde no se producen contagios. Hay que destacar el magnífico comportamiento de los alumnos, muy concienciados con el covid. Limpian perfecta y frecuentemente los sitios, respetan las rutas de entrada y salida que se han marcado en el suelo...», señala.

Ciencia de la Educación es una de la facultades con más alumnos del campus de Ourense. Y el trabajo previo para poder cumplir las normas ha sido titánico. «Co grupo máis grande fixémolo todo de maneira virtual durante este trimestre, sen quendas. Si foron ás aulas aqueles máis pequenos. Non tivemos que cambiar o temario e agora estamos cos exames. A gran maioría son presenciais multiplicándonos os profesores, xuntando grupos de tres ou catro docentes para ir ás probas e poder facer a mesma división que nas aulas», explica el decano, Xosé Manuel Cid. «Dentro do centro hai un seguimento de todas as normas admirable. No principio houbo certo nerviosismo. Todo era novo e se fixo moito esforzo, pero foi sorprendente a rapidez coa que se puxeron á nosa disposición os recursos electrónicos facilitando ao alumnado a conexión a Internet».

En Historia hubo que hacer turnos de alumnos por aulas y tampoco ha sido necesario mermar el temario. «Unha das cousas boas foi a ferramenta que permite gravar as clases. É moi positivo para ese sector semipresencial», explica la decana, Susana Reboreda. En esta facultad se articularon diversas maneras de seguir la clases, ya que sus aulas son pequeñas. Además, para poder organizar los exámenes se pide a los alumnos que informen previamente si van a acudir o no y así poder buscar una aula que cumpla con las distancias. Para Reboreda otro de los problemas añadidos es la falta de socialización de los alumnos.

En Informática la presencialidad es más importante que en otras carreras y al no ser posible ha sido necesario realizar una serie de retoques tecnológicos, que el decano, Francisco Rodríguez, afirma que han sido un éxito. Se ha enviado a casa de algunos alumnos que lo necesitaron los recursos necesarios para no perder el ritmo de las clases y el sistema permite ver todo el aula.

Santi M. Amil

Los alumnos de Derecho reclaman que los exámenes sean virtuales

Los alumnos del campus de Ourense se enfrentan ya a los exámenes que se desarrollarán durante varias semanas. Los estudiantes de la facultad de Derecho han puesto estos días sobre la mesa el problema de que estos sean únicamente presenciales en un momento en el que las restricciones por la incidencia del coronavirus se han intensificado y teniendo en cuenta que parte de las clases son virtuales, por lo que el sistema está implantado. Este mismo viernes mantuvieron un encuentro con el decanato en el que mostraron su preocupación, no por el hecho de compartir aulas sino por lo que conlleva. Aunque una vez en el aula las distancias son seguras, todos los alumnos de una misma asignatura que acuden a la vez a un examen ocupan los pasillos mientras no da comienzo la prueba. En la facultad entienden su preocupación. La decana, Marta Fernández, explicaba este viernes que no pueden tomar esta determinación sin autorización previa del equipo rectoral o de la Xunta y el Gobierno central. Aun así, insistía en que las medidas son extremas y que se tiene muy en cuenta la seguridad del alumnado y de los profesores que acuden a los exámenes. Coincidió en señalar que los principales problemas se pueden dar en los pasillos durante el tiempo de espera, aunque está especificado que es obligatorio mantener las distancias de seguridad. Sin embargo, la realidad deja ver que esto a veces no es posible. Este viernes, el examen de un grupo de Derecho dejó entrever esta situación. Decenas de alumnos esperaban en los pasillos, con mascarilla, la entrada a las aulas. Aunque fueron llegando poco a poco, minutos antes de las cuatro de la tarde ya estaban todos. A pesar de que en un momento un profesor les advirtió de la necesidad de mantener las distancias de seguridad, los alumnos intentaban acercarse para escuchar sus explicaciones, volviendo a juntarse. Esto es lo que quieren evitar los alumnos, que afirman que si en el anterior confinamiento se pudo optar por las prueba virtuales ahora parece más necesario. Desde el decanato insisten en que no está en sus manos.