El asalto al banco protagonizado en 1980 por el líder de Podemos Madrid: «Me dijeron 'ponte ahí, quieto' y vi que mi padre estaba maniatado»

Cándida Andaluz Corujo
C. Andaluz OURENSE

OURENSE CIUDAD

La sucursal estaba situada en A Derrasa, en Pereiro de Aguiar
La sucursal estaba situada en A Derrasa, en Pereiro de Aguiar Santi M. Amil

Juan, que tenía entonces 16 años, pasaba por delante de la sucursal con su bicicleta. Aunque su padre, el director de la oficina, le hizo señales para que no parase, él entró. Así recuerda el atraco en el que participó Nieto Pereira cuando tenía 21 años y pertenecía a Galicia Ceibe

16 dic 2020 . Actualizado a las 18:23 h.

El 1 de septiembre de 1980 Enrique Torres Vázquez se encontraba trabajando en la sucursal de la hoy la extinta Caja de Ahorros de Ourense en A Derrasa, en el concello ourensano de O Pereiro de Aguiar. Era el director y único empleado. Sobre las doce del mediodía llegó Amadeo, un vecino de la localidad de 80 años que como cada primero de mes acudía a la oficina a cobrar su pensión. Nada fuera de lo normal, hasta que de repente aparcó en la puerta un coche en el que viajaban cuatro jóvenes. Uno de ellos era José Luis Nieto Pereira, hoy líder de Podemos en Madrid, que entonces tenía 21 años, formaba parte de la candidatura en Vigo de Galicia Ceibe y era conocido como el Pelos. Junto a él estaban Antonio Arias, Javier Atanes Gómez y José Cid.

Cid y Nieto entraron en el banco y, tras amenazar con armas de fuego al director y maniatarlo, se apoderaron del dinero. A continuación se dieron a la fuga en un Talbot 150, color butano, que habían robado en Monforte. Al volante, esperando, estaba Antonio Arias. En las inmediaciones vigilaba Francisco José Atanes, quien tenía el cometido de ocultar el dinero y las armas, inmediatamente después. No llegaron muy lejos. Ese mismo día fueron detenidos y se abrió una operación en la que fueron arrestadas 12 personas por pertenencia a grupo subversivo terrorista, vinculados al Partido Galego del Proletariado (PGP) y a Loita Armada Revolucionaria (LAR).

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Han pasado 40 años y son muy pocos los vecinos de A Derrasa que recuerdan los hechos, ya que tanto el director de la sucursal como el jubilado que estaba en ese momento en el banco han fallecido. Ni siquiera existe la oficina. «Eu tiña 40 anos entón e recordo que avisei ao director porque había tempo que vía a un tipo que non tiña boa pinta. Aviseino. E días despois souben do atraco. Foi un bo susto», explica Félix Serafín Gómez Quintas, que todavía reside en la localidad. Podría hablar de Javier Atanes Gómez, el único de los atracadores que tenía algún vínculo en la localidad, ya que su pareja era de la zona. Otros cuentan que durante años fue muy comentada la valentía de Amadeo, el jubilado, que la emprendió a bastonazos con los atracadores, creyendo en un primer momento que se trataba de una broma.

Félix tenia 40 años el día del robo
Félix tenia 40 años el día del robo Santi M. Amil

Pero en la sucursal había otra persona. Era Juan, uno de los hijos de Enrique Torres. «En ese momento pasé por delante en la bicicleta —tenía entonces 16 años— y vi que mi padre me señalaba que me fuera, pero entré», recuerda. «Dentro vi a unos hombres con monos azules que me dijeron ‘ponte ahí, quieto' y vi que mi padre estaba maniatado».

« Dentro vi a unos hombres con monos azules que me dijeron ‘ponte ahí, quieto' y vi que mi padre estaba maniatado»

Fueron tres segundos y se marcharon. Enseguida, con una tijera, corté las cuerdas a mi padre y nos fuimos corriendo al bar de Los Caracoles, donde había teléfono, para avisar a la policía. Pero no pasó ni un minuto y ya estaba allí la Guardia Civil. Fueron tan rápidos que recuerdo que mi padre, aún nervioso, les dijo que se identificaran. Ya no se fiaba de nadie», relata. Otra de sus hijas, María, recuerda que en aquellos años en las sucursales de los bancos no había ninguna medida de seguridad y la de A Derrasa no era mas que un apéndice de la central de O Pereiro. No pensaban que pudiera pasar algo similar. «Ni siquiera tenían un teléfono en la sucursal. En aquellos años íbamos al bar con una moneda para llamar», relata María.

Luego vinieron las identificaciones y el posterior juicio en la Audiencia Nacional. «Mi padre fue benevolente con ellos, se dio cuenta de que eran unos chavales. Tanto es así, que Juan relata que huyeron en el coche con el dinero y a los pocos kilómetros lo soltaron en una cuneta, donde fue recogido por otro de ellos que se movía en bicicleta. Nieto Pereira fue detenido en Vigo, José Cid y Antonio Arias en un autobús de camino a la ciudad olívica y Monforte, respectivamente; y Atanes en una casa familiar en Ourense. Todos, ese mismo día. «Cuando supo quienes eran, mi padre casi ni quería identificarlos», añade.