Policías que hallaron cocaína en un bar del campus declaran que el dueño se autoinculpó

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

«Nos dijo que preparaba las dosis a ojo y que las vendía a 25 euros porque el bar le daba poco dinero», aseguró un agente

25 sep 2020 . Actualizado a las 09:25 h.

Tenía la droga en el bar porque era consumidor habitual de cocaína y no quería que su familia encontrara las dosis en casa, o se dedicaba al «trapicheo» ya que necesitaba completar los escasos beneficios que le daba el bar que regentaba en la zona universitaria del campus de Ourense. Sobre esas dos opuestas hipótesis gira un caso que se juzgó este jueves en la sala de vistas de la Audiencia provincial. Al acusado, Felipe R. R., le imputa el Ministerio Fiscal un delito contra la salud pública por el que solicita una pena de siete años de prisión. Considera probado esta parte que los paquetes de droga localizados en una redada realizada por agentes policiales en su negocio el 21 de diciembre del 2017 estaban destinados a la venta a terceros.

Pero el acusado negó este extremo. Aseguró que cuando ocurrieron los hechos era consumidor habitual y que nunca vendió a sus clientes, como tampoco permitía que dentro de su bar se consumiera. «Consumía tres gramos semanalmente», dijo el acusado, que afirmó también que nunca antes de los hechos lo habían denunciado por vender droga, y que cuando la policía fue a su bar colaboró con ellos porque no tenía nada que ocultar.

Distinta fue la versión de los agentes. Uno de ellos explicó que sospecharon que en el bar del acusado se vendía droga porque varios consumidores habían dado ese nombre. «Pasé por allí varias veces, de paisano, para ver si aquella información podía ser cierta, y me fijé en que el local habría tarde y casi nunca tenía clientes», relató uno de ellos, que refirió lo extraño que le pareció que un bar de la zona del campus no abriera en los horarios en los que hay estudiantes. Así que decidieron hacer un registro y se encontraron con que, en un primer cacheo, al acusado se le ocupó dinero en efectivo y un envoltorio con droga. Dentro, en la cocina, se hallaron más dosis en un bote, un plato y una bandeja de horno. Todo resultó ser cocaína, con un peso total de 17 gramos. En ese momento, el acusado confesó espontáneamente, según estos testigos. «Dijo que no tenía báscula, que preparaba las dosis a ojo y que cobraba 25 euros por cada una, porque el bar le daba poco dinero», contó el agente de Policía Nacional, quien añadió que en aquel momento el hostelero no mencionó nada sobre el autoconsumo al que ahora alude. Eso sí, dos amigos del acusado sí confirmaron que este era drogodependiente en el momento de los hechos, como también que nunca vieron que en el local se vendiese.

Dudas sobre la custodia

Cuestión importante en la vista, y sobre la que deberán resolver los jueces ya que la defensa la planteó como cuestión previa, fue la relativa a si tras la incautación de la droga en el local, los agentes policiales siguieron los protocolos legalmente establecidos para su custodia. Uno de ellos aseguró que se le dio de palabra la indicación de trasladarla a Vigo, donde debía ser analizada. «Se ha hecho todo de una forma garrafal», aseguró el abogado defensor, quien además consideró que no se debe tener en cuenta lo que el acusado dijo de forma espontánea cuando tuvo lugar el arresto. La fiscal, por su parte, aseguró que no se ha presentado evidencia alguna sobre el hecho de el acusado fuera consumidor de droga.