Ourense, la luna y los relojes

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OURENSE CIUDAD

María Pedreda

07 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El tratamiento médico que Andrés Vesalio le proporcionó a Carlos V no era bien visto por sus colegas. El emperador gritaba con los dolores de su gota (vieja arpía traicionera) y Vesalio lo trataba con sabiduría, la de entonces, que no era la misma de hogaño. Los gotosos tomamos un medicamento que se denomina alopurinol y con eso vamos tirando. La gota. No conozco enfermedad de peor fama. Los dolores son un infierno. Sin embargo, cuando te quejas, los conocidos responden: eso es de comer y beber. Como si en el yantar residiese la causa única de la gota. Mentira. La gota es una enfermedad genética. Carlos V la padecía. Y, como dije, lo trató Vesalio. Harto de las críticas de los galenos cortesanos, corrió las cortinas de la habitación y dijo: «Ahora ya no se entera la luna».

En Ourense, la luna tampoco se entera de nada. Ni siquiera lo hace el grupo del alcalde, o eso afirman algunos: ignoran dónde está o cómo se gasta el dinero del partido. Hace más de un año escribí un artículo titulado ¿Y si Jácome fuese buen alcalde?. Cuando todos culpaban al PP de ese pacto, yo lo defendí: « (...)el PP gallego no podía hacer otra cosa. Hizo lo que tenía que hacer luego de ofrecer al PSOE que gobernase la lista más votada, en todas partes, y el PSOE contestase que no. Hizo lo que tenía que hacer porque de otro modo Ourense sería ingobernable. Lo que tenía que hacer luego de contemplar cómo ellos habían ganado en el doble de población de la que le dejarían gobernar y, curiosamente, el PSOE gobernaría un 20 % más de población de la que le correspondería por sus resultados». Eso escribí. Y sigo pensando lo mismo. El pacto entre PP y D.O. era la equivalencia de la posición socialista: cuando suma con otro, aunque gane por goleada el PP, pacta y vuelve a pactar. Además, cuando todos zaherían a Jácome, yo quise no prejuzgar. Esperar a los hechos. Y los hechos son los que conocemos: una vergüenza para Ourense y para la democracia. Sin ambages. El espectáculo es tan humillante que ningún gallego puede sentirse cómodo. E imagino que Jácome, tampoco. Se trata del apoyo de los suyos y de su ciudad. No lo tiene. Continuar en el cargo es un desdoro no solo para Ourense, lo es también para él mismo: cinco de los suyos lo han denunciado en fiscalía, nada menos. El PP, con sus siete concejales, sigue siendo coherente. Democracia Ourensana, no.

Y termino con Carlos V, como empecé. Era aficionado a los relojes y pretendía que todos los del monasterio de Yuste dieran la hora al unísono. No lo consiguió. Entonces dijo: «¿Cómo pude pretender que todos mis súbditos marcharan al unísono si no soy capaz de conseguirlo con mis relojes?». A buen entendedor...