Sergio Pazos. «Disfruto saliendo de la comedia»

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

El actor ourensano, licenciado en Magisterio, dice que no le hubiera importado dedicarse a la docencia

18 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Imposible hablar en serio con Sergio Pazos (Ourense, 1965). O no. A caballo entre Madrid y Galicia, el actor gallego ha demostrado que tambien sabe ponerse serio aunque yo diría que le cuesta.

-¿En qué proyectos anda?

-Estoy recuperando cierta actividad teatral. Por un lado, con el monólogo Contagiándonos de humor en Galicia. Y con La muerte de Sherlock Holmes a nivel estatal. Es muy divertido hacer humor y no saber si la gente se ríe o llora por culpa de la mascarilla. A lo mejor se podría institucionalizar la mascarilla cuando los espectáculos sean mediocres, así el público no tendría que forzar la sonrisa.

-También le vemos en TVG

-Sí, en Pazos e CIA, un docureality muy divertido. Una gamberrada total. Me lo paso pipa. Y con ganas de empezar nuevos proyectos. Me fascinan los proyectos. Todo tipo de proyectos. De hecho yo en mí mismo soy un proyecto.

-Está en un momento dulce.

- Estoy, que ya es mucho. Aunque no me amargaría para nada estar en un momento dulce.

-En «Auga seca» se ha puesto serio.

-Porque el director y el guion me obligaban. Siendo sincero, disfruto mucho saliendo de la zona de confort de la comedia, donde tengo más tablas. Creo que los productores y directores se están perdiendo contratar a un pedazo de actor serio. Lo digo en serio, ojo

-¿Dónde hace más calor, en Madrid o en Ourense?

-Pues cuando estás en Madrid hace más calor en Madrid. En cambio, cuando estás en Ourense, fíjate tú que curioso, hace más calor en Ourense. Tengo que descubrir por qué.

edgardo

-¿Qué tal pasó el confinamiento?

-Bastante bien, la verdad. Salir a aplaudir a las ocho de la tarde y ver al equipo femenino argentino de vóley playa en la terraza de enfrente ayudó bastante a superar una situación, que, ahora ya en serio, fue muy muy deprimente. Si hay que sacar alguna conclusión a futuro, le diré que ni vamos a cambiar ni vamos a ser mejores, ni el planeta va a descansar.

-¿Cómo era de pequeño?

-De pequeño era más pequeño que ahora, de eso sí me acuerdo. Aunque tampoco he crecido mucho más. Era bastante gamberro, traste, trasto, zascandil, culo inquieto, disperso. Vamos, que hoy estaría diagnosticado con algún síndrome de déficit de atención o algún Toc. Y recuerdo que era el más pequeño de la clase porque los curas nos hacían entrar por orden de estatura. Y aún así siempre me elegían delegado. Yo creo que era porque, cuando faltaba un profesor, el delegado tenía que vigilar y yo me pasaba ese rato contando chistes.

-Lo echarían de clase muchas veces.

-Puedo prometer y prometo que todas las veces que me expulsaron, no fue por mi culpa por mi culpa, por mi grandísima culpa. Y hasta aquí puedo leer.

-Seguro que les dio un buen disgusto a sus padres cuando les dijo que quería ser actor.

-Yo creo que a mi madre siempre le agradó esta decisión, aunque se marchó demasiado pronto como para disfrutar del éxito internacional al que he llegado. Me estará viendo y riendo desde algún sitio. A mi padre tampoco es que le disgustara, pero prefería que primero tuviera un título, y después que probara. Al final hice las dos cosas al mismo tiempo. Y aún no me ha castigado, ergo no lo hice mal.

-¿Alguna vez quiso dedicarse otra cosa?

-Sí claro, como todo el mundo, ser actor porno, pero no daba la talla, no sé si me explico. Al final hice Magisterio en Ourense, porque quería quedar en mi ciudad ensayando ya con la Compañía de Teatro Caritel, donde empezó todo, que diría Piqué. Preferí perder el año loco que todos los universitarios novatos disfrutan en Santiago a cambio de poder combinar estudios y pasión. La verdad es que me encanta la docencia, y no me hubiera importado dar clases. Los actores comunicamos, y los profesores también. Tenemos mucho en común.

-¿Que es lo que más echa de menos de Galicia?

- Echo de menos echar de menos a Galicia. Por suerte vengo bastante a miña terra queridiña, y me cargo rápidamente de su energía telúrica, de sus gentes y de sus manjares, ya culinarios, ya paisajísticos. O sea, no estoy pero estoy. Se me entiende, ¿no?

-Por cierto, ¿qué tal cocina?

-Cocino lo suficientemente bien para que me encante comer todo lo que cocino.

-¿Celta o Dépor?

-Qué manía con eso de excluir. Celta y Dépor, aunque me guste más uno que el otro. Está claro ¿no?

-La verdad es que no, pero le voy a dejar que se escabulla. A ver si es capaz de definirse en cuatro palabras.

-Eso es realmente imposible.

-Ya veo. ¿Y sería capaz de usar cuatro palabras para definir Galicia?

-Como diría Feijoo: Galicia, Galicia, Galicia, Galicia.

-¿Con quién se iría a cenar antes, con Puigdemont o con Juan Carlos de Borbón?

-Hombreeeee, con Juancar, leñe. Tiene muchas más pelas para invitarme a todos mis caprichos, que son muchos y caros

-¿Qué lleva tatuado?

-Nada.

-Dígame una canción.

-Miña Terra Galega, de Siniestro Total.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-No tengo ni idea, aunque al ser la última pregunta me voy a poner serio. Mi padre me dice una frase que creo que define muy bien lo que debemos hacer para vivir en armonía en un planeta muy complicado, con muchas maneras de pensar de ser y de entender . «No le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti».