El Museo Municipal de Ourense reúne sus fondos en una exposición
01 sep 2020 . Actualizado a las 17:09 h.«Soy la distancia que pones entre todos los momentos que seremos». Leonard Cohen.
Dos plantas del Museo Municipal acogen la exposición de una magnifica selección de obras que forman parte del patrimonio y de la colección de arte municipal de la ciudad de Ourense. La exhibición de parte de Os nosos fondos es una manera de apreciar y dar visibilidad a una parte de las antes citada e importante colección que atesora el Museo Municipal.
Ante el volumen y la calidad de las piezas expuestas, se establece una síntesis intergeneracional que aproxima las sensibilidades y expresiones de nuestros creadores más emblemáticos al público que puede realizar un recorrido por la historia más reciente y el análisis de los lenguajes plásticos. Pintura y escultura dialogan en el magnífico contenedor espacial que es el Museo Municipal.
Referencias al paisaje sin empaño costumbrista es A Rábeda del maestro Virxilio, soberbia tinta sobre papel del 69 que presenta una vista aérea de la zona con bosques abigarrados. Los tramos de espacio definidos en monte, valle y montañas. Palleiros de Manuel Torres Martínez, cuya influencia de Maside se aprecia en el gusto por la tipología popular del campo gallego con una marca personal folklorista y neobarroca y una pincelada matérica al modo fauve.
Cielos acuosos al estilo de Costable de nubes inestables en los cerros de Julia Relinque Ferrater. Cabeza de Manzaneda es un excelente trabajo del conocido artista M. Ángel Martínez Coello, Caldereiro de Celia Cortés Rivas y Estampa de Seijo Rubio con matiz costumbrista. Con esa lúcida mirada de Manuel Prego de Oliver, tan próximo a las bañistas de Cezánne, tan sensible y comprometido con la vanguardia antes de la vanguardia en O Baño, una deliciosa muestra de su talento visionario donde cuerpos y poses simplificadas, reducidas a formas vivas surgen de una interacción de las anatomías con el paisaje. Sorprende la utilización del passage o transición de color. Dentro de la naturaleza muerta despierta la emoción posimpresionista de materia abigarrada de gruesos empastes y gran vitalismo cromolúminico en la obra de Luis Trabazo.
Transportados al interior del pasado; sobrehumano, el genio Xaime Quessada, abre las puertas de la casa de su infancia con idealizaciones de trasmundo mágico, una atmósfera cargada por el recuerdo y una intensidad lumínica que remite a Rembrandt en esta exquisita composición, recuerdo de aquella Lucenza tan fabulada como vivida. Xaime es la luminaria del arte ourensano, el artista más paradigmático y versátil de talento extraordinario y superdotación intelectual.
Femme.se coiffent es un sorprendente óleo de Cándido Fernández Mazas, otra de las personalidades plásticas del XX gallego. Una sensibilidad extrema se descuelga de las también extremas estilizaciones y siluetas. Cuatro tenores de la escultura contemporánea con la marca indeleble de Xosé Cid, la impresionante maestría de Acisclo Manzano, la potencia expresiva de Conde y la sensibilidad de Buciños.
Resulta extraordinaria la excelencia de este proyecto colectivo que en la primera planta exulta el vitalismo cromático de lo exótico en Vidal Souto; entre lo mágico, mítico y un surrealismo brutal, lúcido y explosivo el grandísimo creador Paco Pestana. Una Carmen de F. Barreira entre lo sublime y el cabaré, de este artista también superdotado.
Sorprenden los pliegues metálicos en las alas de Luis Borrajo y en Forma de Ignacio Basallo hallamos una sensibilidad única en su talla. Lembranzas de Antonio Quesada, los músicos del maestro Arturo Baltar. Hiperrealismo de Leandro Sánchez. Provoca cierta sensación de apnea la tensión magnífica que construye a través de masas cromáticas Oro Claro con una sensibilidad y equilibrio sobresaliente en las abstracciones y desconciertan y aturden los Desastres de Lazcano que remiten al Goya de los fusilamientos.
Lúcida y fascinante es Composición en rosas de Carlos Vello con rumor de vanguardia, dinámica y ensoñadora, los Gaiteiros del añorado Zapata. Siempre apasionante Xosé Conde Corbal bajo su trazo expresionista y brutal, atlántica y temperamental es la magia de la lluvia de Alexandro. El ritmo sereno de la aldea y una atmósfera cromolumínica deslumbrante transporta al pasado en un óleo del maestro Luciano Cárcamo y en el lenguaje personal de César Prada hallamos una tipología propia y una iconografía inconfundible. Dando una vuelta al folklore, Iglesias Vázquez; la singularidad señera de Pedrosa y el cromatismo mágico de Rivas Briones iluminan este interesante recorrido a través del arte de nuestra dorada Auria.