107 días de reflexión para el futuro del comercio local

Jorge Vázquez CEO DE REDEGAL

OURENSE CIUDAD

AGOSTIÑO IGLESIAS

13 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos meses, casi cuatro, los comercios minoristas han cambiado más que en las últimas décadas. Los locales de cercanía se están convirtiendo en algo más que simples puntos de venta en los que el cliente entra, compra y se va. Si bien el eCommerce crece a doble dígito desde principios de año, el punto de venta físico sigue siendo el preferido por los compradores.

Son numerosos los ejemplos de pequeñas tiendas que se han apuntado al momento de sumar y no al de lamentar. La combinación del canal físico y el canal online traerá grandes beneficios para los minoristas, porque la transacción comercial física aislada comienza a carecer de sentido hoy en día. El cliente necesita estímulos para desplazarse a la tienda. Si no se le ofrece una motivación cada vez más elegirá comprar online a los grandes players con todas sus armas de captación, conversión y fidelización preparadas.

Las tiendas deben dejar de ser simples distribuidoras de productos y servicios. El cliente busca algo más, porque para adquirir un producto no está justificado el desplazamiento. Si la compra puede hacerse a golpe de clic, el viaje a la tienda debe obtener un mayor beneficio, debe ir mucho más allá de una pura transacción comercial.

Productos exclusivos, orientación y recomendación personalizada, degustaciones o productos de venta efímera son ideas de nuevas experiencias que se pueden incluir en el catálogo de un comercio tradicional. Porque para una compra simple, aséptica, sin sentimiento, ya tengo a un Glovo que se acerca a la tienda, recoge mi pedido y listo. Y para ofrecer este servicio no se necesita un local en el centro de la ciudad con toda la inversión que conlleva.

El comercio minorista y la restauración local están a las puertas de la uci y las ayudas de las diferentes administraciones, créditos al consumo y descuentos no serán suficientes.

El único posible sostén de los negocios son los clientes. Clientes motivados, ansiosos de disfrutar de la emoción de comprar en el comercio local, porque el ser humano es un ser social al que le gusta ver, oler, tocar, ¡sentir! Por ello, la experiencia de compra, los sentimientos que entorno a una decisión de compra despiertan en cada uno de nosotros, es la clave del éxito de cualquier comercio. No es tiempo de comercializar productos o servicios, ahora se distribuyen experiencias. La tienda al completo, todo el espacio debe estar enfocado a la experiencia de cliente.

El conocimiento íntimo de los consumidores -vecinos muchas veces-, de sus gustos, de sus necesidades, la capacidad para adaptar el trato a Carmen, a Andrés o a Conchita es la magia que solo es capaz de escenificar el comercio local y que favorece el sentimiento de una experiencia de cliente memorable donde el comprador deja de ser un espectador a ser el protagonista en el negocio. Así, el rol como vendedor deberá orientarse a tareas que aporten valor añadido al cliente, acompañarle o avisarle de nuevas ofertas y productos por teléfono u otro medio electrónico y ofrecerle una atención personalizada.

Tiendas en Internet particulares o comerciantes unidos en plataformas online, capaces de aunar las necesidades de los vecinos con la oferta local en un único escaparate digital, son ambos caminos válidos y complementarios para poner a disposición el producto de proximidad entre los nuevos consumidores y sus hábitos de consumo a distancia, generando así un comercio híbrido. Es el momento de analizar la rentabilidad por cliente, de adaptar la oferta al nuevo consumidor, de construir, de sumar.