El ourensano Emilio Seoane arregla y restaura por afición desde que tenía 20 años
20 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.
Es bien sabido que la afición por el motor, sea de dos ruedas o de cuatro, está muy arraigada en Ourense. Ejemplo de ello es la experiencia de Emilio Seoane, un ourensano cuya pasión por las motos antiguas viene de largo. «Con solo 20 años ya andaba con estos cacharros», explica. Se refiere a la recuperación de motos clásicas. Él compra piezas y modelos de segunda mano o estropeados y les da vida. Los restaura, los arregla e, incluso a veces, los crea de nuevo. Para poder hacerlo de forma óptima cuenta con un almacén en la avenida de Portugal que, a día de hoy, es algo más parecido a un santuario del motor. «En este momento tengo ahí una veintena de motos en reparación. Estoy trabajando en una Ducati 200 Elite y en una Vespa», explica. ¿Su favorita? «Es imposible escoger solo una, aunque la Brough Superior es impresionante, monté en una en Portugal en el 96», afirma. Emilio se jubiló hace dos años y dice que está más entretenido que nunca: «Es cierto que esta afición es compartida con muchos amigos y eso le da vida, pero veo a conocidos por el barrio que me dicen que desde que se jubilaron se aburren y a mí no me llegan las horas del día». No para. Ahora se ha lanzado a fabricar un motor de dos cilindros que nunca existió para la Montesa Impala.