«A los 18 me hubiera reído si me hubieran dicho que sería cura»

Cándida Andaluz Corujo
c. andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

José Manuel Heras Prado será ordenado este sábado diácono de la Diócesis de Ourense

21 mar 2022 . Actualizado a las 12:05 h.

La vocación le llegó tarde, quizás por eso sea una decisión meditada, pensada, firme. El seminarista José Manuel Heras Prado será ordenado esta tarde diácono al servicio de la Diócesis de Ourense. Dejará la vida civil por la clerical, paso previo a convertirse en sacerdote.

De madre ourensana y padre albaceteño, José Manuel nació en Barcelona, aunque con 8 años llegó a la tierra natal de su madre. Ayudó en el negocio familiar, la cafetería Mirador -que ya no existe- sirviendo cafés. Un trabajo que, dice, le sirvió para escuchar, para entender a la gente y darles respuestas. Con la mayoría de edad y la jubilación de sus padres decidió no seguir en el negocio, pero sí en el mundo de la hostelería. Mientras, crecía en él la pasión por el teatro. El mundo de la Iglesia, en ese momento, lo vivía como creyente no practicante, un poco promovido por la educación de sus padres. Sin encontrar todavía su lugar en el mundo, viajó a Barcelona y a Madrid, donde se formó y trabajó en varias compañías teatrales. «De alguna manera fue una forma de curarme. No encontraba mi lugar en el mundo y me servía de salida», explica. Regresó a Ourense, pero la falta de oportunidades laborales le llevó a Alemania. Allí su vida cambió. Tenía 26 años. «Cuando tenía tardes libres iba a una iglesia de los Franciscanos. Allí me paraba, pensaba... Encontré la paz y la calma, no necesitaba nada más. Y vino la verdadera conversión, el cambio. De repente no podía dejar de ir ni un solo día y empecé a plantearme ser sacerdote. Y pensar que a los 18 años me hubiera reído si me hubieran dicho que iba a ser cura», explica.

Regresó a Ourense, empezó a entrar de lleno en la vida parroquial y un día subió al Seminario. Seis años después, con 34 años, es diácono.

«Me di cuenta de que quería seguir el mismo estilo de vida que Jesús. Aquí me siento llamado, porque soy feliz de verdad. No he renunciado a nada, es una ganancia», afirma. A partir de este sábado ayudará a los sacerdotes, les apoyará en todo. Dentro de un año, será también cura.

Sobre el presente de la Iglesia es claro. «No podemos ser pesimistas, la Iglesia necesita a entusiastas que con su ejemplo de vida den testimonio. Si te ven feliz das felicidad, comunicas vida», dice.

Aunque la decisión final fue tardía, José Manuel Heras cree que la vocación siempre estuvo ahí, que fue lo que durante todo este tiempo no le permitió encontrarse. «Haber vivido otros estilos de vida, saber lo que es buscar trabajo, vivir la vida también ayuda al sacerdocio».