Así están ayudando los jóvenes empresarios a mayores y sanitarios

P. Varela / M. Doallo OURENSE

OURENSE CIUDAD

Fran Álvarez, asegurándose de la limpieza total de su taxi en la parada del Parque de San Lázaro.
Fran Álvarez, asegurándose de la limpieza total de su taxi en la parada del Parque de San Lázaro. MIGUEL VILLAR

AJE lleva repartidos 230 menús preparados y 80 compras, y ya han agotado los cien viajes pagados en taxi para personal sanitario

03 abr 2020 . Actualizado a las 17:27 h.

La Asociación de Jóvenes Empresarios de Ourense, que preside Lois Babarro y actualmente cuenta con 118 asociados, puso en marcha desde el primer día del estado de alarma numerosas iniciativas solidarias, con el fin de ayudar más que nunca a dos sectores concretos: las personas de más de 65 años, consideradas un colectivo de riesgo si se contagian del coronavirus, y a los sanitarios. Tras casi tres semanas de confinamiento y gracias a la colaboración de más de una veintena de voluntarios, así como del Grupo Cuevas y de la empresa Calidus y Gallego, desde AJE se han repartido 230 menús preparados a las puertas de personas vulnerables al contagio; se han gestionado 80 compras de supermercado; se han agotado los 100 viajes en taxi gratuitos para personal sanitario (punto en el que valoran sumar 50 más); y han recaudado 1.420 euros a través de un proyecto de micromecenazgo en la plataforma Kukumiku.

Viajes en taxi para sanitarios

Para algunos profesionales sanitarios de Ourense, la conversación que mantengan con Fran Álvarez puede que sea la primera o la última de su jornada, según marque el reloj. En torno a la siete de la mañana, el taxi de Fran ya está de camino al CHUO con algún trabajador del hospital gracias a la campaña iniciada por AJE. Los recorridos de los taxistas como Fran se han limitado a Ourense y sus concellos colindantes, como O Pereiro de Aguiar y Barbadás. Tiene su explicación: muchos de los trabajadores del hospital que no viven en las inmediaciones del centro sanitario acudían habitualmente en grupo y en el coche de alguno de ellos. Ahora, por las restricciones de acompañamiento en vehículo marcadas por el Gobierno central y también para evitar contactos innecesarios, los de Ourense llaman a los taxistas y presentan su tarjeta sanitaria para validar su viaje.

Fran detecta que en las últimas semanas hay menos palabras en el ambiente. «Notas menos conversación que al inicio de todo. Quizá porque el número de casos se ha ido elevando y hay más preocupación entre ellos», explica. Ahora, los sanitarios que ocupan sus asientos traseros van con guantes y mascarillas, pero también traen consejos consigo. «Nos dan alguna pauta de desinfección para nuestro servicio, como la importancia de la ventilación en el coche», dice. Y en los últimos días, los taxistas de la ciudad también han empezado a limpiar el interior de sus vehículos con ozono.

El diario de a bordo de Fran suele iniciar sus primeras páginas a las siete de la mañana. Un poco antes de esa hora comienza a recibir las primeras llamadas de los que, sobre el papel, entran en el turno de las ocho en el CHUO. «Pero si los sanitarios entran en esa franja, casi todos te avisan para ir una hora antes, porque son conscientes de que tienen que arrimar el hombro haya la presión que haya. Y algunos lo hacen con el temor añadido de que a la vuelta les esperan sus familias en casa sin saber cómo regresarán», dice en alusión a los contagios provocados por el virus.

Los taxistas de Ourense siguen acudiendo al entorno del CHUO para recoger a pacientes de la actividad asistencial del hospital, que no para. «Hablamos de personas a las que le dan el alta tras una operación reciente, que igual tampoco tienen familiares que puedan ir a por ellos o que, por los motivos que sea, las ambulancias que van a los domicilios estén en ese momento desbordadas. Nosotros podemos estar aquí para oxigenar esta carga diaria», dice Fran.

Muchos de los que llaman a la centralita de Ourense para requerir sus servicios ya han asumido, a contrarreloj, que ayudar a los conductores también pasa por evitar los pagos en efectivo en la medida de lo necesario, así que últimamente se ven más tarjetas de crédito. «Entre todos, tenemos que intentar que esto salga adelante, porque nadie vio llegar esto y a agua pasada todo el mundo es experto. Y la realidad es que toca estar juntos: hoy por ti, mañana por mí», finalizaba.

Joaquín Pérez es uno de los repartidores voluntarios de la iniciativa de AJE
Joaquín Pérez es uno de los repartidores voluntarios de la iniciativa de AJE Santi M. Amil

Voluntario para hacer repartos

El ourensano Joaquín Pérez es repartidor autónomo y a lo largo del año trabaja para varias empresas. Debido al estado de alarma ha visto su trabajo disminuir considerablemente estas últimas semanas. Por eso, no dudó ni un momento en colaborar con las iniciativas de la Asociación de Jóvenes Empresarios y ofrecerse voluntario para entregar los menús preparados en las casas de las personas de más de 65 años que los soliciten. «Hay que ayudar. Si yo estuviese en la situación de cualquier colectivo de riesgo, me gustaría que lo hiciesen por mí, así que lo tuve claro desde el principio», explica Joaquín, que ya lleva repartidos decenas de pedidos. Él vive en la ciudad con su pareja y por el momento admite que se están adaptando bien a la situación. «He extremado las precauciones pero lo cierto es que lo llevo muy bien. Para mí lo normal es trabajar muchísimas horas y aunque ahora compagino algunos repartos con los que hago de forma voluntaria, sigue siendo menos tiempo de trabajo», afirma.

Lleva ocho años siendo autónomo y cree que lo más importante en una situación como la actual es vivir los días según vayan pasando. «Hay que ser optimistas y arrimar todos el hombro, así esto se terminará más rápido y mejor, y luego ya veremos qué ocurre», termina.