Una de las consecuencias de la alarma sanitaria me llevó a recuperar más de una película que tenía en la carpeta de pendientes. Es el caso de Tiempo después, la última del legado de ese perspicaz autor que siempre fue José Luis Cuerda, quien logró embarcar en el proyecto a buena parte del star system patrio.
Durante la emisión en vídeo demanda de mi plataforma digital de cabecera, caí en la cuenta de que el albaceteño se había propuesto rescatar varias palabras de esas que enriquecen el castellano, pero que han dejado de utilizarse con el paso del tiempo. Y a lo mejor, hasta poner a prueba a alguno de esos actores que se lucieron con los enrevesados diálogos.
Porque no es nada sencillo actuar a la vez que pronuncias consuetudinariamente, por poner un caso. El palabro se las trae y me hizo pensar en eso que llaman la fuerza de la costumbre. Y es que poco antes de arrancar la peli, había recibido el mensaje de un viejo profesor y amigo, Alfonso Vilachá. Se refería a los hábitos de los humanos, centrados eso sí, en su mundo, el de la educación. Incidía el texto que me pasó en la facilidad con la que tildamos de marías asignaturas como el Dibujo, la Música o la Educación Física. Justo las que ahora brillan como vehículo eficiente para sobrevivir del mejor modo a este período de confinamiento forzado en nuestros hogares.
Alfonso, siempre defensor de la educación integral y de los avances en su ramo, reflexionaba además de la validez de esas marías, muchas veces solapadas en nuestra vida más rutinaria. Tiempo después, nos acordaremos de todo lo que podamos aprender en esta cuarentena.