Anécdotas de confinamiento

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón A LA CAÍDA

OURENSE CIUDAD

18 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos días los periodistas tenemos que estar a pie de calle para contarles a los ciudadanos que están confinados qué es lo que ocurre fuera de sus casas. Tenemos una gran responsabilidad en estas fechas, la de trasladar una información útil y veraz a la sociedad.

Pero también podemos ayudar a hacer más llevadero el confinamiento a quienes no pueden salir de casa. Y a mí me parece la excusa perfecta para recordar una de las anécdotas más graciosas que se cuentan de la clase política ourensana. Además, la historia tiene, en cierto modo, algo que ver con las limitaciones a la libertad de movimientos. Ahí va.

Hace años, un senador ourensano terminó su jornada en la Cámara Alta. Debía de ser muy tarde y, en lugar de irse a un hotel o volverse a Ourense, como hacen la mayoría de los representantes de la provincia en las Cortes, decidió dormir en su coche. El vehículo estaba en el aparcamiento del Senado y, en mitad de la noche, al protagonista de esta historia le entraron ganas de ir al baño. El no sabía, claro está, que esas instalaciones cuentan con un avanzado sistema de seguridad que detecta el movimiento. La alarma se activó e inmediatamente se presentaron en el lugar los vigilantes. Nuestro ourensano tuvo entonces que explicar que no era un terrorista que se había colado sino un senador y que a él le había parecido una buena idea pasar la noche allí.

La verdad es que prefiero varios meses de confinamiento a la vergüenza que tuvo que pasar el pobre hombre en aquel momento. Algún consuelo habrá que buscar, ¿no es verdad?