En los tanatorios de Ourense, el luto fue íntimo y los velatorios efímeros

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Durante el sábado, por el Tanatorio de As Burgas pasaron cerca de treinta personas
Durante el sábado, por el Tanatorio de As Burgas pasaron cerca de treinta personas Santi M. Amil

Las funerarias abogan por reducir la presencia a la de los familiares más próximos

15 mar 2020 . Actualizado a las 14:31 h.

En la floristería próxima al Tanatorio de As Burgas, a las afueras de Ourense, la propietaria cortaba flores al mediodía de este sábado. Pero en realidad, casi parecía hacerlo por no perder la rutina, porque en torno al edificio de la funeraria se veía un flujo de personas bastante más reducido del habitual. «E iso que aínda hai bastante máis xente para o que debería», decía la dueña de la tienda.

En el recinto, mientras tanto, se guardaba luto en cuatro de sus ocho salas. Pero hasta el adiós a los seres queridos se ha convertido estos días en un trámite por el impacto del coronavirus. Eloy Tesouro, gerente del establecimiento, se muestra tranquilo. «Creemos que la gente ha entendido la situación y que el protocolo se está cumpliendo pese a que todo fue muy rápido», indica.

Una de las pautas que se han marcado en la funeraria es permitir un tope de entre seis y diez personas a la vez en la misma sala. Y en espacios comunes, entre 25 y 30. Todo pasa por respetar la pérdida y, a la vez, reducir al máximo las posibilidades de contagio. «Parece que los que han acudido son conscientes de lo que está pasando, y hacen lo que les pedimos por el bien de todos», agrega Tesouro. Porque ahora más que nunca, la procesión tendrá que ir por dentro. «En las capillas, los actos litúrgicos de nuestro tanatorio están durando casi cinco minutos», dice el gerente.

La normativa estatal marca que tras el fallecimiento, el cadáver no puede incinerarse ni ser enterrado hasta 24 horas después. «Y esto debe ser así salvo que se den casos muy extremos, como podría ser un fallecimiento a consecuencia del coronavirus», explica Tesouro. En el aparcamiento situado ante el tanatorio había este sábado unos quince coches. La cafetería, mientras tanto, estaba cerrada. Y fuera del edificio conversaba un grupo de unas cinco personas que prefirieron no entrar al recinto y respetar el duelo de los parientes directos.

El luto, para los más próximos

Durante la jornada del sábado, según los cálculos de una de las trabajadoras, apenas pasaron 30 personas por el interior de la instalación. «Es una afluencia razonable teniendo en cuenta lo que ha pasado, pero siempre han respetado la situación y, de hecho, algunas han decidido no realizar ni el recibimiento y tampoco el velatorio», contaba.

José Carlos Da Rocha, que salía de una de las salas por la pérdida de un familiar, reflexionaba sobre las medidas del Gobierno para frenar el avance del virus, y abogaba por respetarlas al máximo. «As cousas, ou se fan ben ou non se fan. E neste caso hai que estar xuntos», decía.