«Cumplí mi gran sueño al adquirir mi propia vivienda comunitaria»

santi m. amil

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Cristina Portela fundó Edades con tan solo 26 años

08 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cristina Portela (Ourense, 1981) tuvo claro desde niña que lo suyo era ayudar a los demás: «Me gusta hacer todo lo que puedo por mejorar la vida de las personas». Se independizó joven, siendo todavía una adolescente, gracias a que comenzó a trabajar con tan solo 16 años. Después estudió Trabajo Social, algo que siguió compatibilizando con estar empleada en distintas empresas. «Siempre fui una persona muy inquieta y con muchas ganas de hacer y de salir adelante», afirma. En el 2008, con tan solo 26 años, fundó su propia empresa de atención a domicilio en Ourense, Edades. Cristina es una mujer emprendedora y valiente que ha conseguido hacer crecer su negocio hasta el punto de que hoy en día lo componen, además de la ayuda a domicilio, una tienda de ortopedia, una agencia de colocación de empleadas de hogar y una vivienda comunitaria.

- ¿Cómo ha sido llegar hasta aquí profesionalmente?

-La verdad es que no fue fácil, la suerte es que desde muy jovencita estoy acostumbrada a luchar por lo que quiero y eso me ayudó. Tuve que trabajar duro para hacerme un hueco porque la ayuda a domicilio era un sector bastante explotado en Ourense. Lo conseguí poquito a poco y ahora mira, somos una empresa de referencia. Creo que una parte importante de Edades es que damos un servicio integral, porque también vendemos las ayudas técnicas que necesite cada caso, y eso al final es una comodidad muy grande.

- Volvamos al inicio...

-Pues empecé en el 2008 montando la empresa en un pequeño entresuelo en la avenida de Santiago. Al año de abrir, me mudé a la avenida de Marín y estuve bastante tiempo manteniendo tres oficinas en la ciudad, con el fin de dar imagen y crear marca. Lo hice hasta que el trabajo empezó a desbordarme y decidí centrarme solo en una, más grande, en el número 33 de la avenida de Marín. Ahí seguimos, con la tienda, la agencia de colocación y la ayuda a domicilio.

- Y ahora una vivienda comunitaria...

-Sí, hace dos años pude cumplir mi gran sueño adquiriendo una vivienda comunitaria en la carretera de Santiago. A mí me encanta el trato directo con las personas y aquí puedo desempeñarlo cada día. Ahora mismo da servicio a doce residentes -es posible reservar plaza para posibles vacantes-, la mayoría son mujeres, y me encanta pasar tiempo con ellas. Me preocupo de escucharlas, atenderlas y, sobre todo, me gusta cocinarles platos especiales. Es un trabajo totalmente vocacional. Todo esto es gracias a la ayuda y al ahínco de mi marido, Rubén Carnoto, que siempre me anima a soñar y a cumplir mis metas. En nuestro caso, cuando adquirimos la vivienda, tuvimos la ventaja de que cogimos un traspaso porque ya estaba funcionando, entonces todo fue mucho más fácil.

- ¿Cuántas mujeres hay en Edades en este momento?

-El 100 % de la plantilla, exceptuando a mi marido. Y nuestros clientes están encantados con las empleadas, desempeñan sus trabajos de maravilla y lo cierto es que recibimos muy buenas críticas. En Edades damos trabajo a mujeres con distintos perfiles, tenemos también un porcentaje de extranjeras contratadas.

- ¿Le gustaría estar al frente de más viviendas?

-Me han ofrecido multitud de viviendas y siempre digo que no. No puedo abarcar más. Soy demasiado responsable y tengo que gestionarlo yo todo. Tener una vivienda comunitaria es implicación, es estar en primera persona y controlar cada detalle, así que no se puede. Una es suficiente.

- Y además de todo esto, es madre.

-Sí. Al año de empezar ya tuve mi primera hija. Ahora tengo tres. He criado a mi empresa y a mis hijos al mismo tiempo y compaginarlo ha sido posible gracias a mucho esfuerzo e implicación, y a la ayuda de la familia, por supuesto. Soy muy feliz y estoy satisfecha con mis sueños cumplidos.

«No fue fácil, tuve que trabajar duro para hacerme un hueco en el sector»

Cristina resalta la importancia y el apoyo en esta aventura de su marido, Rubén Carnoto. FOTO