El camarero que retrata Ourense semana a semana

OURENSE CIUDAD

Pedrouzo presentó en Ourense «Esto no es Oregón»
Pedrouzo presentó en Ourense «Esto no es Oregón» Santi M. Amil

Isaac Pedrouzo mezcla la risa, la ternura y la emoción en «Esto no es Oregón», una recopilación de reflexiones que apreciarán incluso los que no sepan qué es el parque de San Lázaro

06 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Confiesa Isaac Pedrouzo que su sección en la edición de Ourense de La Voz titulada Esto no es Oregón funciona a modo de exorcismo particular. «He podido quitarme algunos fantasmas de encima. También me ha servido para cumplir una meta inesperada: escribir en prensa. Una victoria impagable para mí». Semana a semana, sus reflexiones sobre la ciudad, sus personajes míticos y lo que él mismo pinta en todo eso han cautivado a miles de lectores que lo siguen con avidez. Ahora los textos dan el salto al formato de un libro con el mismo título y rompiendo las fronteras ourensanas a las que en principio parecía destinadas.

No hay problema. El autor considera que sus historias, entre las que se mezcla la risa, la ternura y la emoción, pueden funcionar perfectamente para aquel que no sepa qué es el parque de San Lázaro, desconozca a personajes como El Cordobés, jamás haya estado en el Volante tomando una copa o nunca haya oído ninguna historia de los clubes de alterne que había tirando hacia el Couto. «En cada ciudad hay un barrio conflictivo, un personaje bizarro, un motel que en realidad es un picadero, un bar de abajo -reflexiona- Estoy seguro que todas estas historias suceden en muchas otras ciudades con otros nombres».

Plumilla con el radar encendido

Pedrouzo sostiene que en todas las ciudades ocurren cosas dignas de terminar en un libro. «Igual que lo fue Brooklyn para Paul Auster, Cuenca puede serlo si alguien decide escribir sobre ella -opina-. En todas partes suceden cosas, historias, solo hay que tener el oído atento. Trabajar en bares me ayudó mucho a conocer muchas facetas de mi ciudad. Es algo que siempre le agradeceré a la hostelería».

Desde ahí se ha convertido en una suerte voyeur literario, trasladando a sus párrafos a todo tipo de gente corriente que termina convertida en personaje. Unos presumen de salir en Esto no es Oregón. Otros, no tanto. «Soy consciente de algunos de ambas partes -dice-. En ninguno de los casos posibles he escrito nada para ofender a nadie. Además, creo que en el tono de cada columna se percibe incluso cariño. Pero si algo he aprendido es a convivir con las buenas y las malas opiniones. Es una ley de vida no escrita».