«Emigrar de Ourense para encontrar trabajo nunca fue una opción»

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

A mediados de diciembre del 2019 abrió su propio estudio de tatuajes en la capital

02 mar 2020 . Actualizado a las 08:32 h.

El pasado mes de diciembre abrió sus puertas en el barrio de O Couto (avenida de Portugal, 63) El Grito, un estudio de tatuajes puesto en marcha por Mateo Gómez Valeiras. Un ourensano emprendedor de 33 años que quiso hacer de su afición su profesión.

-¿Cómo surgió su pasión por el mundo del tatuaje?

-Siempre tuve inquietudes artísticas y tenía amigas con un estudio como tatuadoras. Así que compré unas maquinas y material y empece por mi cuenta en mi casa a tatuar a la familia y a los amigos, como afición, sin cobrarles nada. Hasta que un día decidí empezar a hacerlo como una salida laboral.

-Y encontró trabajo.

-Cuando decidí dedicarme a ello conseguí que me cogieran en un estudio de la ciudad donde estuve trabajando unos años, como salida, porque la cosa no estaba bien a nivel laboral en la ciudad y porque quería hacer algo que me diera satisfacción.

-Indispensable para formarse, supongo.

-Me dediqué a aprender, a mejorar mi dibujo, a formarme y a conocer más sobre los tatuajes, las técnicas y las máquinas. A estudiar. Estuve alrededor de cuatro años trabajando en un estudio y me formé.

-¿Cuándo decidió dar el salto, montar su propio estudio?

-Llega un momento que tienes ganas de coger autonomía y me fui a otro estudio. No me salió muy bien y como mi idea era ponerme por mi cuenta si no me salía bien, lo hice. Llega un momento que necesitas hacer cosas nuevas. No busqué más y decidí empezar de forma autónoma. Al final tienes tu forma de hacer las cosas. Es algo muy personal y tienes un estilo propio que al final te marca para querer tener autonomía. Es tu trabajo y quieres lucrarte de él y hacer la cosas como a ti te gustan. Seguramente sí influye que sea una trabajo creativo a la hora de emanciparte.

-Hacerlo hoy es de valientes.

-Cuando aprieta o te vas de aquí o te buscas la vida. Mi idea no fue nunca irme de Ourense. Es mi ciudad, estoy cómodo y tengo aquí a mi familia. Emigrar de Ourense para encontrar trabajo nunca fue una opción. Estuve alrededor de dos meses rodando y con la ayuda de familiares, que es imprescindible, busqué muchos locales e hice mucho papeleo.

-Y eligió O Couto.

-Es porque soy de este barrio de toda la vida y quería ponerme aquí.

-Decidir llamarle El Grito al estudio ya tiene mucho de arte.

-El nombre tiene varias connotaciones. Es la referencia al arte por el cuadro de Munch, pero también refleja el grito reprimido de dolor cuando te están tatuando. Va un poco por ahí. También me gustó, sin más. Había varias opciones, lo pensé mucho y ganó El Grito.

-¿Cómo han ido estos tres meses de trabajo?

-Al principio hay cierto temor pero desde el principio tuve buena acogida y recepción, sobre todo por los vecinos del barrio y los clientes que tenía. Me llevé una grata sorpresa, digamos que tuve trabajo, movimiento, y no me puedo quejar.

-¿Cómo definiría su forma de tatuar? ¿Cuál es su sello?

-Realizo tatuaje tradicional y neotradicional. Tengo tendencia al puntillismo, a los trabajos en negro aunque también hago color. Ese es el camino que siempre he seguido, aunque vas evolucionando.

-¿Y los clientes se dejan asesorar ¿Cómo es el trabajo con ellos?

-Tengo mis trabajos volcados en las redes sociales, en Instagram para que la gente los vea. Aunque al final el cliente es el que manda a raíz de que ve cómo tatúo. Lo más importante es hablar con el cliente. Ellos vienen casi siempre con una idea, un concepto, y sobre eso vamos desarrollando el trabajo definitivo. Les doy consejos y opciones pero al final es el cliente el que decide lo que quiere hacer. Una vez vista y concretada la idea que traen, se trabaja en el diseño y antes de tatuarlo lo ve en su propia piel. Hay un trabajo previo antes de tatuar al cliente que es fundamental porque tiene que quedarse satisfecho.

Son buenos tiempos para tatuar y Ourense, según Mateo Gómez, es un buen lugar.

-Ourense está en la vanguardia. Para ser una ciudad mediana, tirando a pequeña, tiene bastante movimiento y de calidad. Hay clientes para todos, hay donde elegir. En Ourense hay profesionales como la copa de un pino y muchos estilos, no tenemos que envidiar nada de nadie.

-¿Hay mucha gente en la ciudad que se tatúa?

-Ahora mismo es difícil encontrar a alguien sin ellos. Es lógico, la evolución del mundo del tatuaje lo ha sacado de la marginalidad, porque al final los artistas se preocupan porque tengan una calidad estética y artística. El tatuaje se acaba profesionalizando, se abre al público y no se queda en nichos cerrados.

-¿Qué consejo daría a alguien que quiere emprender?

-Lo primero es que valore las opciones de forma objetiva, que piense si es viable. Si tiene algún indicio de que sí, que vaya para adelante, que haga bien las cosas. Con trabajo y dedicación el negocio tiene que salir adelante. Si das el paso, debes hacerlo bien. Cuesta, sobre todo desde el punto de vista económico, por el miedo a que no te vaya bien y te endeudes. Pero si no lo intentas, nunca lo vas a saber.