¿Toma antiácidos?

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

02 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El consumo de antiácidos en España supone una facturación anual de millones de euros. Desde principios de siglo las dosis administradas a los españoles han descendido pero entiendo que, en próximos balances, tendrá que haber un repunte en los datos de las farmacéuticas que comercializan estas medicinas. Al menos, en lo que al 2019 y al 2020 respecta. Lo digo porque, viendo lo que hemos visto en política, a todos los niveles, parece obvio señalar que hay muchos españoles que han tenido que recurrir a los antiácidos. Por un lado están los que los gobiernan, que llevan meses sumidos en sus propias contradicciones. Por otro, los que los padecemos.

Pensaba en ello, en que hay que tener estómago, al ver esta semana la foto del bipartito, con todos los concejales, de Partido Popular y Democracia Ourensana, posando para la foto con el documento de los presupuestos. Había algunos que hasta sonreían.

Detrás de tamaña contradicción e incoherencia no me digan que no tiene que haber montañas y montañas de antiácidos. De lo contrario, una foto como esa (y lo que supone) no hay cuerpo (o conciencia) que lo resista.

Ourense tiene presupuestos después de ser la ciudad española con las cuentas prorrogadas durante más tiempo. Ourense tiene presupuestos porque ahora sí que le interesa a Gonzalo Pérez Jácome, el alcalde, otrora azote del partido que los ha elaborado. Solo hay una diferencia, que ahora los unos se necesitan a los otros para existir y ya no hay pegas que poner a lo que antes no valía. Ahora sí se pueden hacer las cosas que hasta hace nada eran imposibles. Cousas veredes.

Ojo, que a lo mejor hay alguien que quiere hacernos creer que este acuerdo, que permite que el Concello de Ourense tenga gasolina, es fruto de la preocupación de los políticos por la ciudad y por quienes la habitamos. Pero resulta que en el anterior mandato la ciudad era la misma. Y los ciudadanos también. Así que mejor que no nos empujen a la farmacia, que no nos obliguen a tomar antiácidos o, si me apuran, a tener que recurrir a otros remedios, qué se yo, como una cucharada de Primperan.