Odiar Ourense es sencillo

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

22 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Esto no es Oregón. Ni falta que nos hace. Tampoco estamos en Galifornia. A nosotros, con ser Galicia, nos basta. Le robo las reflexiones a Isaac Pedrouzo, que cada sábado, en esta misma página y desde hace dos años, dibuja con sus palabras un mapa de Ourense, en el que va colocando a personajes que nos resultan familiares y que colorea con historias que, si no fueran verdad, tendrían que inventarse.

El viernes bautizaba en Eixo a su segundo libro, que recopila estos artículos bajo el nombre de la columna, Esto no es Oregón. Y la charla solo podía tener un protagonista. Ni siquiera era Isaac. Era Ourense. Porque el libro es una declaración de amor a la ciudad, como lo es uno de los textos que incluye: «Odio Ourense». Comparto con Pedrouzo tanto el título como, me temo, también el espíritu de esa columna, que no deja de ser el denominador común de todas y cada una: el amor por esta ciudad. Y es que, ante mis denodados esfuerzos por dimitir de Ourense, ante mis arroutados y periódicos deseos de mudarme a Portugal, el autor de Esto no es Oregón fue capaz de darme la razón para luego quitármela, arrancármela de las manos, y dejarme un rato pensando: «Odiar Ourense es sencillo pero es más fácil echarlo de menos». Quizás por eso además de odiar Ourense del mismo modo que nuestro colaborador, no puedo vivir lejos de ella. Ni de sus piscinas en zona inundable, ni de las olas del Miño, ni de sus renos ni del belén friki del que no se sabe si al Niño Jesús lo robaron o se fugó.