«Quería matarla pero no lo logró» dice la fiscal sobre un acusado de homicidio

Marta Vázquez Fernández
m. vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

El forense asegura que la víctima recibió ocho golpes intencionados en la cabeza

06 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El 4 de enero del 2017 el forense Fernando Serrulla valoró a una mujer que a primera hora del día anterior había ingresado en la unidad de urgencias del hospital de Verín con varias heridas en la cabeza. Aunque en un primer momento aseguró que se había caído, más tarde relató a una doctora que su marido la había golpeado en repetidas ocasiones con una sartén en la cabeza, dejándola luego sangrando durante toda una noche. «Las lesiones que presentaba eran compatibles con su relato», explicó el forense este jueves ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia provincial de Ourense, en la que estos días se juzga por homicidio o asesinato al marido de la víctima, Joao O. A. El responsable de la Unidad de Antropología Forense del Imelga explicó al tribunal que la mujer tenía varios traumatismos en la cabeza, incluyendo la rotura de los huesos de la nariz, por los que tuvo que recibir veinte puntos de sutura, precisando además tratamiento psicológico. «Durante todo el reconocimiento relató tener mucho miedo, dijo que su marido ya la había agredido anteriormente en muchas ocasiones», aseguró el profesional, constatando que la mujer sufrió al menos ocho golpes en la cabeza.

Preguntado por la posibilidad de que esas heridas le hubieran causado la muerte, fue claro al advertir que si ese resultado no se produjo fue por tres razones. «Si la sartén hubiera sido más grande, podría haberse producido ese desenlace», afirmó, añadiendo además que «la víctima tiene el hueso frontal más grueso de lo normal, lo que pudo suponer una protección, ya que en otra persona hubieran podido producir la muerte debido a la fractura del hueso y la hemorragia posterior». Aludió por último a que la víctima hubiese puesto las manos sobre su cabeza para defenderse como otras de las razones que pudieron evitar un desenlace fatal y consideró poco probable el origen accidental de las lesiones. «Para nosotros, fueron de origen intencionado», aclaró, tildando de «altamente improbable» que la víctima se hubiera causado esas heridas en una caída.

Ya en el turno de conclusiones las tres partes personadas, fiscalía, acusación particular y defensa, expusieron ante el tribunal sus argumentos. La primera en hacerlo fue la fiscala Isabel Cortés, que considera que el testimonio de la víctima, por haberse mantenido igual desde el primer momento, debe ser considerada prueba de cargo. «El acusado no dice la verdad, incurre en contradicciones y no da explicaciones sobre cómo se cayó su esposa», afirmó, considerando lo ocurrido como un delito de homicidio en grado de tentativa, por el que solicita diez años de prisión. «Quería matar a su esposa, pero no lo consiguió por razones ajenas a él», dijo.

El abogado de la víctima, Carlos Pérez, considera que lo ocurrido fue un asesinato en grado de tentativa y solicita trece años de prisión. «Había ánimo de matar y alevosía», aseguró el letrado, que incidió en la veracidad del testimonio de la víctima y en el hecho de que su marido le quitara el móvil para impedirle que hablara con su hijo tras la agresión, ocurrida en una vivienda de Castrelo do Val. «La atacó por detrás y la golpeó sorpresivamente», dijo.

José Luis Carnicero, abogado defensor, pidió sin embargo la absolución del acusado, o en su caso una pena mínima por un delito de lesiones, por considerar que no hay pruebas que demuestren los hechos. Tildó de «hipótesis» las afirmaciones del forense y dijo que «en este caso no existen piezas de convicción», aludiendo a que nunca se encontró la sartén con la que se produjeron las lesiones, según la víctima, y a que el acusado padece una enfermedad degenerativa, una esclerosis múltiple, que limita su movilidad.

En su derecho a la última palabra el acusado, que niega los cargos, dijo: «Le deseo que sea feliz hasta la muerte».