Dos testigos protegidas fueron obligadas a prostituirse por la red desarticulada en Ourense

m. v. OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

Las redes ilegales se mueven a pisos para evitar ser descubiertas

23 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

De la existencia de una organización que se dedicaba a captar a mujeres en Venezuela para traerlas a Ourense y obligarlas a prostituirse se tenían sospechas desde el pasado verano. Una mujer acudió a las dependencias policiales de la capital de As Burgas y, ante los agentes del grupo de extranjería, aseguró haberse escapado de un piso en el que varias personas la tenían retenida, obligándola a mantener relaciones sexuales con distintos hombres a cambio de dinero. Contó también que estas personas la habían captado en su país de origen y la habían convencido para trasladarse hasta la capital, con una promesa laboral que luego no se cumplió.

Aquella información puso en marcha una investigación que, cinco meses después, ha logrado desarticular la banda que, se sospecha, se dedicaba al tráfico y la explotación sexual de mujeres. Seis personas de origen venezolano fueron arrestadas a entre el martes y el miércoles de esta semana y el jueves, tras pasar a disposición del Juzgado de Instrucción 1 de la capital, que ha investigado el caso todos estos meses, se ordenó su ingreso en prisión, por la gravedad de los hechos que se les imputan y el riesgo de reiteración delictiva. Según se cree su modo de vida se basa únicamente en los beneficios que sacan a costa de explotar a las víctimas. Entre los arrestados hay tres mujeres, algunas de las cuales habrían actuado como madams, y tres hombres. Asimismo, se detuvo a un séptimo sospechoso, un ourensano que habría actuado como hombre de paja para alquilar uno de los dos pisos que la red tenía en la ciudad, en la calle Ramón Puga.

Deudas nunca saldadas

El testimonio de dos de las víctimas, que ahora son testigos protegidas en este caso, ha sido clave para poder desarticular a la organización ilegal. Ante las autoridades judiciales y de la Fiscalía aseguraron que habían sido obligadas a prostituirse y que las privaban de libertad, obligándolas a pasar todo el día encerradas en las viviendas. Nada más llegar a Ourense desde su país de origen, se les informaba de que habían contraído una deuda de hasta dos mil euros, y que debían pagarla con sus servicios sexuales. A esta cantidad se iban sumando luego otras, como alojamiento, comida e incluso gasto en preservativos, de forma que la deuda se hacía cada vez más difícil de saldar. Se sabe que al menos cuatro mujeres habrían sido captadas en los últimos meses por los sospechosos, a los que se imputan delitos de pertenencia a grupo criminal, trata de seres humanos, tráfico de personas y prostitución.

En los últimos meses se está detectando que las actividades relativas a la prostitución se están trasladando a pisos, frente a los clubes tradicionales, con la intención de dificultar a las autoridades su localización, ya que para registrar un piso se requiere autorización judicial. A nivel general, se constata también que la crisis en Venezuela y la situación de pobreza de muchas mujeres, hace que sean víctimas más propicias para las redes de trata.