Cinco reliquias que no te puedes perder en el Antiq Auria

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La feria de antigüedades en Expourense ofrece más de una ganga, objetos solo aptos para bohemios y un viaje a otra época

09 nov 2019 . Actualizado a las 18:47 h.

José Giménez sostiene sobre sus manos una cámara bifocal de 8 mm. que solo funciona si le dan cuerda. «Como las tortuguitas de juguete», dice. Cuesta cerca de 100 euros y es una de las pequeñas joyas que hay en su stand en la feria de antigüedades Antiq Auria, que cierra sus puertas este domingo en Expourense con una gran subasta (a partir de las 12:00 horas).

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Pero Giménez explica que la mayoría de las miradas se suelen detener en objetos idóneos para adornar casas en entornos rurales. Herraduras y utensilios de labranza esperan una segunda vida de la mano de algún comprador. «El rústico sigue teniendo tirón», dice Giménez mientras señala un ferrado hecho a base de madera de castaño que supera los 100 años de vida.

A pocos metros de allí, otro Jiménez -este con jota-, Faustino, señala un tocadiscos de los años 20 que también, al igual que la cámara de José, funciona dándole cuerda. Nada de baterías, ni pilas. Que de sus tripas emane música depende única y exclusivamente de las manos. ¿Cuánto cuesta? Faustino sonríe, como quien busca un regateo al alza, y dice que en torno a 200 euros.

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Algo más que esa cifra vale el enorme proyector de cine que rescató Antonio, un joven anticuario que estima que la pieza puede tener unos 80 o 90 años. «Se lo compré a un conocido que trabajaba poniendo sistemas de aire acondicionado en Valladolid. Se topó con que lo habían tirado a la basura», cuenta. Ahora, esta joya busca a algún discípulo de los hermanos Lumière porque aún tiene bobina para rato. Eso sí, vale 1.000 euros.

Y hablando de bobinas, un madrileño con casa en Ponteareas, Javier González, sostenía en sus manos una máquina de coser con precio fijado en 70 euros. González dice que «la mayoría de la gente compra estas piezas para decorar su casa». Pero solamente le hace falta un soporte de madera, porque lo demás sigue vivo y apto para funcionar.

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Frente a Javier, el puesto de José Manuel Otero guarda otra pequeña reliquia algo más ajada por el uso y el paso del tiempo. Los Sancheski fueron la primera marca de monopatín con sello español, fundada en el año 1966. Los ecos del skateboard en California llegaron también a Europa y Otero, que de pequeño tuvo un skate de madera de la misma firma, mantiene a la venta otro en Antiq Auria, y fija su precio en 10 euros. «Es una empresa mítica. Y en Ourense ya he vendido más de uno, curiosamente».